La medallita de la consolación

Arlene B. Tickner
14 de enero de 2009 - 01:26 a. m.

Al contrario de quienes han celebrado la condecoración de la Medalla Presidencial de la Libertad que George W. Bush le hizo a su homólogo Álvaro Uribe por sus esfuerzos para promover “la democracia, los derechos humanos y la paz” en el mundo (léase por su alianza irrestricta en la lucha antiterrorista), a mí me parece una vergüenza.

¿Qué más deshonroso para Colombia que un galardón otorgado por el Presidente más impopular en la historia de los Estados Unidos y que, además, éste sea motivo de orgullo nacional?

Además de presidir una crisis económica y social sin precedentes recientes, el gobierno Bush tiene el dudoso honor de haber pisoteado cuanta norma internacional impidiera su proyecto imperial y de haber disparado el antiamericanismo alrededor del globo. La visión sobre el uso de la fuerza que impulsó el ala neoconservadora del partido republicano luego de los ataques del 11 de septiembre de 2001, basada en el derecho estadounidense de utilizarla de manera preventiva ante cualquier Estado potencialmente hostil, violó sin reservas la carta de la ONU. De la misma forma, las cárceles secretas que estableció en Europa, y las torturas realizadas en Abu Ghraib y Guantánamo constituyeron violaciones cínicas a las Convenciones de Ginebra y la Convención Internacional contra la Tortura.

Con la misma desfachatez que desconoció los tratados mencionados, el presidente Bush protagonizó el retiro estadounidense de otros tantos. Entre los más importantes, los tratados anti-misiles balísticos, de reducción de armas nucleares estratégicos, de prohibición de pruebas nucleares, de control de armas biológicas y tóxicas, de prohibición de minas antipersonales, de control de armas pequeñas ilícitas, el Protocolo de Kyoto y el Tratado de Roma.

Luego de 3 años y 9 meses de guerra “preventiva” en Irak, US$576.000 millones invertidos, casi 20.000 estadounidenses muertos y hasta un millón de iraquíes, crece el reconocimiento de que ese país nunca ha planteado una amenaza directa a la seguridad de los Estados Unidos. No debe sorprender que, además de una imagen altamente desfavorable dentro y fuera de su país, entre un sinnúmero de habitantes del mundo Bush ha sido considerado un riesgo igual que Osama Bin Laden para la paz mundial.

Flaco favor el que nos hace el Presidente saliente al darle una medallita al mandatario colombiano, por más prestigiosa que ésta pueda parecer. Es un premio de consolación vacío y contradictorio a la luz de la negativa demócrata de aprobar el TLC, justamente por la situación de derechos humanos en el país. Y para el nuevo gobierno de Obama confirma, una vez más, la cercanía de Uribe a una agenda internacional que no es la suya.  Ése no es el tipo de reconocimiento que necesita Colombia.

****

Independientemente de la legitimidad (o no) de las acciones militares de Israel en Gaza un hecho innegable de su guerra contra Hamas es la violación del DIH. De los más de 900 palestinos muertos y 4.000 heridos durante las últimas 3 semanas casi la mitad son civiles —muchos de ellos niños y mujeres— que no tienen forma de protegerse de los bombardeos. Cualquier gobierno de convicciones democráticas no puede considerar legítima semejante carnicería.

* Profesora Titular, Departamento de Ciencia Política, Universidad de los Andes.

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar