La pelea por el 5G, la trastienda de Trump vs. Huawei

Carolina Botero Cabrera
24 de mayo de 2019 - 05:00 a. m.

La última pieza de la escalada en la guerra comercial entre Estados Unidos y China es la prohibición de Trump a las empresas gringas de hacer negocios con las chinas, esgrimiendo riesgos de seguridad nacional. Para millones de consumidores el problema es el futuro del celular Huawei que tienen en su bolsillo. ¿Cómo lo usarán si tienen actualizaciones limitadas del sistema operativo y acceso restringido a la tienda de apps de Google? Vale la pena mirar más allá y recordar que lo que se pelea es el liderazgo tecnológico mundial.

Huawei va a la avanzada tecnológica china. De una pequeña empresa de tecnología, se convirtió en el alfil que le permite al gran país asiático disputar de a los mercados del mundo. Con una gran base de consumidores en China, sus celulares han conseguido posicionarse entre los primeros del mercado europeo. Además, como parte de la política china de expansión comercial, incursiona y desarrolla tecnología, instala sus propios cables submarinos, despliega infraestructuras e impulsa estándares que le permitan usar tecnologías modernas para conectar equipos entre sí.

Mucho se especula sobre la capacidad de vigilancia de las empresas chinas para su Gobierno. Ahora bien, siendo simples peones en esta disputa, podemos permitirnos afirmar que en tecnología todo el mundo parece aprovecharse de las capacidades de espionaje.

De hecho, en materia de espionaje, las pruebas están en contra de Estados Unidos. Recordemos las contundentes revelaciones de Snowden en ese sentido. En el caso de China, en cambio, y a pesar de que varios países lo han investigado, no han podido comprobar que lo haga. Si tenemos en cuenta los regímenes involucrados, es posible que sea la tradición democrática de Estados Unidos lo que nos permitió saber lo que pasa, aunque si lo hubieran podido evitar lo habrían hecho (Snowden debió huir a Rusia después de sus revelaciones).

Dicho esto, también hay que decir que el hecho de que no existan pruebas no significa que no ocurra, lo que sabemos es que las capacidades de vigilancia de China en lo local son amplias, la pregunta sería ¿cómo juega ese elemento en lo global?

No es menos cierto que el modelo de negocio de internet está basado en la recolección de nuestros datos para agregarlos, analizarlos y explotarlos. En general, las empresas en este entorno nos vigilan, estudian, toman todo lo que hacemos y nos perfilan. Aunque no leen literalmente nuestros mensajes, están leyendo nuestros hábitos, nuestra actividad en línea, así nos datifican. Las excepciones son pocas. Apple, por ejemplo, tomó una ruta diferente. Su modelo de negocio precisamente consiste en la promesa de no usar tus datos. Esto se refleja en que sus productos valen más.

Volviendo a la batalla actual, si dejamos de lado el complejo tema del espionaje, la lucha es por el liderazgo de la tecnología 5G. Esta tecnología es la siguiente generación de telecomunicación inalámbrica. Para que nuestra nevera nos diga que no tenemos leche, para que los carros se manejen solos y para todas las demás promesas de futuros hiperconectados, se necesita una conexión milimétrica y cercana.

Así, por ejemplo, para el 5G se ha desarrollado una tecnología llamada mmWave (onda milimétrica), que describe en su nombre cómo nuestro futuro será también el de infraestructuras que tienen que llegarnos muy cerca, antenas más sencillas que las actuales, pero en una red más densa. Como postes del antiguo telégrafo, necesitaremos muchas más antenas que nos garanticen mejor velocidad y más estabilidad, menos latencia.

Sin meterme en más detalles tecnológicos, el estándar 5G es muy diferente a sus predecesores. Necesita una gran inversión y será un gran mercado.

Europa está lista para el 5G, pero tendrá que contratarlo porque no desarrolló esa tecnología. La reciente pataleta de Trump, violando las reglas del libre mercado, muy posiblemente tiene que ver con su temor a que sea China la que despliegue el 5G en Europa. También a que esto contribuya a que sea Huawei quien tome la delantera en la definición de estándares de esta tecnología. Estados Unidos tiene mucho que perder y no es seguro que estas medidas le ayuden a ganar. Hay varios que creen que Huawei está en posición de resistir, que desarrollará su propio sistema operativo y conquistará desarrolladores para su sistema.

Alisten las palomitas de maíz porque esto está de balcón y, como en muchas otras ocasiones, lo que pase nos va a afectar.

Por cierto, esto sí es lo que hace la Ley TIC: sentar las bases para el despliegue de la tecnología 5G en el país. La Ley TIC, que está nuevamente en la agenda del Congreso, apuesta por la inversión privada y nos prepara como mercado para este futuro hiperconectado y centralizado. Sin embargo, crea un regulador que ni es independiente ni es convergente, así que va a ser difícil que esté listo para analizar integralmente los retos financieros, regulatorios, ambientales, de salud, etcétera de esta tecnología.

 

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