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La protesta de mañana 28 de abril

Luis I. Sandoval M.
27 de abril de 2021 - 03:00 a. m.

“Entre las varias observaciones que puedo hacer respecto a quienes protestan… destaco éstas: Quienes protestan son un conjunto muy diverso; cada uno de nosotros guarda algo en lo más profundo de sí mismo que lo lleva, en determinadas circunstancias, a unirse a un movimiento de protesta.

La satisfacción central de la protesta radica en que es la oportunidad para articular, elaborar, alterar o afirmar, las propias sensibilidades, principios y lealtades morales.

Los movimientos de protesta reportan importantes beneficios a las sociedades modernas en cuanto desarrollan y diseminan nuevas perspectivas, especial pero no exclusivamente, visiones morales”.

Hace tales observaciones el sociólogo norteamericano James M. Jasper, de la Universidad de Nueva York, en su obra The Art of Moral Protest – Culture, Biography, and Creativity in Social Movements- 1997.

Las traigo a colación en esta columna porque el valor e incidencia de acciones colectivas de protesta como la de mañana en Colombia no depende únicamente del número y vistosidad de la presencia en calles, plazas y otros lugares públicos, sino de lo que revelan acerca de sensibilidades, lógicas, valores, preferencias que se agitan en el ánimo de quienes protestan y de muchas otras personas que no se atreven a salir de sus casas. La protesta visible es solo la punta del iceberg.

En la prensa del domingo 25 de abril las organizaciones convocantes de la protesta, sindicales y muchas otras, explicitan su visión: “La peor pandemia de los últimos años ha develado los estragos del modelo neoliberal, mostrando su incapacidad para superar una situación como ésta y agravando en todos los órdenes la ya insoportable desigualdad planetaria”.

La jornada de protesta la convoca el Comité Nacional de Paro alrededor de un pliego de emergencia de siete (7) puntos: Salud, Renta básica, Producción nacional, Educación, Mujer y diversidades sexuales, Trabajo y un asunto final sobre los recursos con que el Estado puede atender las peticiones de los colombianos.

Esta protesta social no es un hecho aislado, constituye otro episodio de una saga de iniciativas de movilización que tuvieron sus propios picos en noviembre 21 de 2019 y en septiembre 9 y 10 de 2020 y que, en el intermedio y meses siguientes, se expresó en mingas itinerantes, marchas en grandes ciudades y paros en zonas apartadas con densa presencia de comunidades raizales, afrodescendientes, indígenas o campesinas.

Muchos SOS sobre déficits sociales se han producido, todos desoídos. Las olas de protesta social se vienen sucediendo una tras otra en las últimas dos décadas, con frecuencia cada vez mayor, y mostrando una fuerza incisiva creciente en sus críticas y propuestas (Edwin Cruz, Desde abajo, enero 2021).

En el campo de las sensibilidades, principios y lealtades morales, sin duda, hay dos órdenes de valores contrapuestos: el orden tradicional de privilegios y exclusión que prioriza la ganancia y acumulación del capital nacional y multinacional, especialmente financiero, sobre los derechos de la gente y de la naturaleza, por una parte y, por otra, la exigencia de grandes capas de población, en ciudades, campos y territorios étnicos, que defienden condiciones de vida y de trabajo dignas, que se guían por derechos explícitamente reconocidos en normas y planes nacionales y en pactos y programas internacionales (ODS, agenda 2030 de la ONU).

La pandemia ha acentuado el contraste y el choque entre estos dos órdenes de valores. En el fondo, como reiteradamente se ha observado, choca una lógica de muerte, conducente a relaciones depredadoras, con una lógica de vida, conducente a relaciones humanas estéticas. Frente a la crisis civilizatoria se erige la construcción de un ethos social para la conservación del planeta y de la especie humana a través de asegurar el vivir, buen vivir y convivir. Un nuevo paradigma está en gestación.

La de mañana, cualquiera sea su tamaño, será una expresión de profunda inconformidad con el estado de cosas existente, en un momento en que las élites en el poder se aprestan a cometer otro desafuero contra la mayoría de la población con una reforma tributaria esquilmadora, camuflada de solidaridad social.

Al tiempo imponen el glifosato para erradicar cultivos de coca con total desamparo de los cultivadores campesinos, permanecen indolentes ante el exterminio continuado de líderes sociales y guerrilleros desmovilizados, niegan con subterfugios el cabal cumplimiento del acuerdo de paz, compran costosos aviones de combate innecesarios y gastan ingentes sumas en publicidad para tapar los estragos del mal gobierno (televisión sin previsión). Indignante. Protesta moral más que justificada.

Muy cierta la aseveración del sociólogo Jasper: “cada uno de nosotros guarda algo en lo más profundo de sí mismo que lo lleva, en determinadas circunstancias, a unirse a un movimiento de protesta”.

luis.sandoval.1843@gmail.com

 

John(30701)27 de abril de 2021 - 10:58 p. m.
No más Uribe
Periscopio(2346)27 de abril de 2021 - 06:31 p. m.
Bastante trabajo tuvo Mindefensa Molano para hacerle comprender al Chapulín Colorado que funge de subpresidente de que lo que se requiere para apagar el incendio social son los militares y el ESMAD, y no los bomberos.
Atenas(06773)27 de abril de 2021 - 02:24 p. m.
Eso, Lucho, hablemos d los estallidos sociales o d las marchas d los desocupados y mantenidos. Sí, d cuatro peludos y peludas frustrados porq' no les mejoran las condiciones de su manutención, d aquellos incapaces de forjar su propio destino y mejor se les pegan a quienes los sostengan mientras reclaman pa sí ser apóstoles d la mano extendida. O gusanos.
Mar(60274)27 de abril de 2021 - 09:52 a. m.
Conozco gente que tiene cáncer y que por este pico tiene retrasado su tratamiento. Se puede marchar en 15 días cuando hayan bajado los contagios y la gente en las UCIS y haya más cupos en estas. Con toda seguridad habrá suficientes motivos para marchar en 15 días. Son docentes, utilizan normalmente el cerebro, no se guían solo por emociones, entonces que lo utilicen y actúen con sentido común.
Mar(60274)27 de abril de 2021 - 09:45 a. m.
Todo lo que escribe muy cierto, muy bien, pero mañana miércoles 28 de abril en pleno tercer pico de la pandemia, es el día más equivocado que puede haber, solo traerá más contagios, más gente sin poder entrar en una UCI, porque al menos en Antioquia no hay, traerá más muertos, o sea que se debe aplazar. Una marcha en este momento es lo más estúpido que se puede hacer, es llevar la enfermedad a
  • Mar(60274)27 de abril de 2021 - 09:47 a. m.
    las casas, si no dan clase que por miedo al contagio, no entiendo cómo quieren ir a buscar un contagio muy posible, no tiene sentido, deben ser coherentes y que conste que en todos los artículos apoyo a los docentes en que no hagan clases presenciales por el riesgo, entonces no tiene sentido que ahora vayan a arriesgarnos a todos, porque no se perjudican solo los que vayan, sino todos los colombia
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