La psicología del “brexit”

Oscar Guardiola-Rivera
11 de septiembre de 2019 - 02:00 a. m.

¿Brexit? Tras la suspensión del Parlamento británico esta semana solo quedarían dos opciones: la primera solución consiste en la disolución del Reino Unido. Ello porque cualquier arreglo con la Unión Europea (UE) implica seguir el principio según el cual después del brexit cualquier frontera en Irlanda es una frontera entre Gran Bretaña (GB) y la UE. Esa frontera afecta el tránsito de personas y bienes dentro y fuera de la Unión.

Si GB deja la UE y la unión aduanera entonces los británicos, incluyendo Irlanda del Norte, estarán del otro lado de la frontera. Pero una frontera entre GB y la UE es, también por razones constitucionales, una frontera en la isla de Irlanda. Ello pone en peligro el Acuerdo de Paz de Viernes Santo, si es que no lo viola. Todos saben las consecuencias de la aparición de una frontera física en la isla.

El proceso de paz en Irlanda ha tomado veinte años de esfuerzos a todas las partes: superar disidencias, desacuerdos, incumplimientos, torpedeos, brotes de violencia. En 2019 se ha registrado el asesinato de una periodista, el estallido de explosivos y la aparente emergencia de un “nuevo” Ejército Republicano Irlandés. Ello es tan solo lo que reporta la prensa corriente. Un grupo de expertos con quienes me reuní en Escocia hace unos días, describió un cuadro más alarmante. El proceso de paz sustrajo una buena medida de la violencia del conflicto, pero no lo finalizó. Es lo que pasa con todos los procesos de paz. Son incompletos, frágiles, a punto de fracasar. La idea de reinsertar una frontera física en la ecuación del conflicto es delirante, una imposibilidad. Pero los británicos votaron salirse de la UE porque quieren “ganar control” sobre tales fronteras.

El miedo a la inmigración es lo que determina al brexit. Se trata en verdad de una forma de envidia. Deshumanizar al otro porque se supone que ellos (europeos del este, africanos, etc.) tienen acceso a algo que los británicos nostálgicos de su pasado imperial asumen no tener: empleos, seguridad social. El autoagrandamiento coincide así curiosamente con la autohumillación. Importan menos en tales casos las cuestiones técnicas y más el principio: establecer la frontera.

Como es imposible hacerlo en la isla de Irlanda, cabe concluir que al votar salirse de la UE los británicos han reconocido la imposibilidad de mantener la unión con Irlanda del Norte, que no consintió en ello. Como Escocia. El resultado es la disolución. La otra solución es entrar en una suerte de tratado comercialatlántico, como el Nafta. Pero dada su realidad económica lo haría en condiciones mucho peores que el propio México. El brexit es un buen ejemplo de las “patologías de la libertad”. “Hay hombres que desean inflar el mundo con su propio ser”, su propio ego, como si fuese un globo, hasta hacerlo estallar.

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