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La seguridad

Hernán Peláez Restrepo
16 de mayo de 2009 - 04:23 a. m.

Al conocer las últimas sanciones al América y al Cali y después de haber visto juegos sin público en Barranquilla, Medellín y Bogotá, el caso tocó fondo, porque tanto el rojo como el verde jugarían un mes y medio sin recibir un solo peso por concepto de taquillas.

Si en un mes se dan cuatro fechas de campeonato,  de las cuales es necesario actuar dos veces como visitante, cada equipo demorará mes y medio para pagar la sanción y como de paso se alteró el código disciplinario, pues el único responsable de actos de violencia era el equipo que oficiaba como local, el asunto se complica.

La única solución es que los equipos a partir de la fecha se preocupen por controlar el ingreso de sus seguidores y por supuesto del visitante. Les va a costar un billete largo si deciden copiar la fórmula gringa de seguridad privada como se ve en los estadios de fútbol y béisbol. Otra fórmula, no menos costosa, es carnetizar los hinchas.

Dicho de otra manera, ahora los equipos además de ser sociedades con o sin ánimo de lucro, se van a convertir en compañías de vigilancia y seguridad. La cuestión es hacer una evaluación de qué sale más barato, confiar en el pie de fuerza policial como lo es ahora o pensar en la forma de controlar y evitar pérdidas palpables al dejar de recibir taquillas.

De paso la Dimayor, que se limita a sancionar y recaudar multas y cada seis meses confeccionar un calendario y asistir a los actos de premiación del ganador, tendrá que encontrar en los ingresos de televisión una ayuda más efectiva para los sancionados. Porque no se requiere ser genio para suponer la quiebra económica para más de un equipo acostumbrado a recaudar dinero en las taquillas y si están cerradas, el dinero no llegará del cielo.

Pensando en la selección de Colombia, próxima a confrontar con Argentina y Perú y gracias a la Copa Libertadores, dos jugadores están en pleno rendimiento: Pablo Armero, quien en Palmeiras y gracias al ojo de Luxemburgo, fue puesto como una especie de volante izquierdo con compromiso mayor de salida. En él, encuentran sus compañeros un hombre libre casi siempre para descargar juego cuando éste se enreda en el medio. Además tiene toda la confianza del técnico y prueba de ello fue el ser escogido como uno de los cobradores de penalti en la definición contra Recife. El otro jugador es Fabián Vargas, quien en Boca no es solamente titular sino que sabe pasar al ataque. Está ocupando zona de volante derecho y allí es donde Lara no debe equivocarse, porque esa historia sobre la versatilidad de los futbolistas no es de fácil aplicación. Lesionado Marín, con Macnelly apenas recuperando nivel, queda la esperanza de dos delanteros, Rodallega y Rentería, que están en pleno rendimiento y quizás Falcao por ser local en el Monumental.

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