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La tercera vía

Francisco Gutiérrez Sanín
30 de abril de 2021 - 03:00 a. m.

En la columna anterior me referí a dos grandes estrategias de los uribistas ante el tremendo desprestigio de su propio gobierno y la consiguiente posibilidad (inaceptable para ellos) de perder las próximas elecciones. La primera es tomar distancia con respecto de Duque y mostrarse como una fuerza que puede influir en la administración (para hacer menos severas sus decisiones), pero que no responde por ella. La segunda es promover alguna clase de solución autoritaria, abierta o taimada.

De hecho, hemos visto esta semana cómo las dos ya están desarrollándose a plena marcha. Pero hay una tercera: construir un frente de acción con otras fuerzas a través de halagos, dádivas y posibles acuerdos. Se ha llegado hasta a hablar de coaliciones para 2022.

Es claro que el uribismo está en buena posición para avanzar en esta dirección. Por una parte, se trata de un método eminentemente colombiano. Y este resulta mucho más aceptable para los operadores del sistema político, la opinión y los observadores internacionales que una fractura institucional o la retórica, en principio inverosímil, que pretende presentarnos a Uribe como el líder que nos salvará del gobierno que él mismo puso. Por la otra, el Centro Democrático cuenta con recursos para promoverla. Tiene el Ejecutivo. Ha destruido buena parte de los pesos y contrapesos institucionales del país, y en los nuevos nichos de acceso tiene nómina para ofrecer. Pero desde allí también puede enunciar amenazas, abiertas o veladas, perfectamente creíbles.

Por lo demás, no se trata sólo de “mermelada”, para usar la más bien deprimente metáfora ideada por los uribistas mismos. Políticos del Partido Liberal, de la U, de Cambio Radical y de otras fuerzas tienen una larga historia de interacción con Uribe; casi siempre que se han enfrentado a él les ha ganado. Esa clase de precedente pesa en los cálculos de las partes involucradas. Esto se aplica a la política tanto como al deporte de alta competición.

Ofreciendo, conciliando, intimidando e insultando si necesario, metiendo el miedo al castrochavismo, los uribistas quieren no sólo sacar adelante las reformas que creen les son necesarias, sino además crear un frente común exitoso al estilo de la segunda vuelta del 2018 (además contra adversarios cuyas posibilidades hayan sido sistemáticamente minadas a través del apropiado activismo judicial).

Hasta aquí los factores que permitirían a los uribistas armar su esquema. Pero hay otros que les complican la vida. Primero, sufren un temor cerval a ser traicionados por un aliado —esto es, de un nuevo Santos—. Por eso, cualquier esquema al que puedan llegar depende de que tengan el control total. Segundo, algo análogo sucede con respecto de la repartición de la mermelada. Recordemos: al principio de su gobierno, Duque dijo que quería una nueva relación con el Congreso. Aunque algunos comunicadores creyeron el cuento, la experiencia demostró con creces que aquella era la expresión en clave para decir que el Centro Democrático pensaba quedarse con todo. Ese esquema se quedó corto, porque tampoco en el Congreso los uribistas tienen la fuerza suficiente para sacar adelante su agenda. Pero ahora los recursos escasean y los lujos que se puedan dar desde arriba no son para repartir.

Más aún, el Centro Democrático promueve una lógica extremista, que podrá terminar sacando del juego a muchos. Y lo hace en medio de una violencia y un aislamiento crecientes.

¿Qué hacer? El dilema es que necesitan a otros, pero sólo pueden contar con ellos en posición de total subordinación y sometidos a la “disciplina para perros” (y la correspondiente obediencia canina) que caracteriza a los militantes. Más aún: ya no tienen el recurso de los recursos, que son los votos. Hace una década, si Uribe fruncía el ceño, un político práctico quizás podía dar por terminada su carrera. Hoy ya no. Y la gente aprendió de estos cuatro años fatales.

En esas condiciones, no será fácil crear el soñado frente común.

 

JuanR(72920)01 de mayo de 2021 - 02:53 a. m.
Con Uribe o sin Uribe, en el 2022 toda Colombia votara en contra del candidato socialista, sea quien sea! No seremos otra Venezuela! Francisco, deje de hablar tanta chachara, tanta carreta, tanta paja. Jamas permitiremos que la izquierda se tome el poder, porque son mas corruptos y ladrones que los politicos tradicionales.
FerchoTR(61497)30 de abril de 2021 - 10:46 p. m.
Estimado Francisco, creo que le ha otorgado un optimismo generoso a la verdadera capacidad de juego electoral que ostenta hoy por hoy el uribismo. Sus cenizas ya empiezan arder, y solo le queda plegarse al bloque que puedan orquestar los Char con Vargas Lleras frente al Petrismo o cualquier otra formula alternativa. La indignación y sus lios judiciales lo acechan.
Carlos(58915)30 de abril de 2021 - 05:43 p. m.
Salió el monstruo 6.402 a arengar a sus fanáticos a hacer lo que mas les gusta, disparar para cualquier lado.
John(30701)01 de mayo de 2021 - 01:21 a. m.
El Matarife ha sido lo peor que ha parido este platanal
ERWIN(18151)30 de abril de 2021 - 11:00 p. m.
sencillo ... la gente se mamo ... tanta robadera,tanta corrupcion ...tanta ineficiencia,ineptitud ...
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