Atalaya

La voluntad política sabe salvar vidas

Juan David Zuloaga D.
08 de agosto de 2019 - 07:45 a. m.

Con frecuencia nos lamentamos de la dificultad que en las democracias modernas encuentran los líderes para llevar a buen punto iniciativas que beneficiarían a todo un país y que le cambiarían el semblante político y social a toda la nación.

Imbricadas en sutiles mecanismos que muchas veces rehúyen la comprensión humana, las decisiones y las responsabilidades de los gobernantes se ven obstruidas y diluidas por un complejo engranaje burocrático. Pero he aquí que, en ocasiones, vienen la historia y las lecturas a sacarnos de nuestro error. Hablando sobre los crímenes y excesos cometidos por el nacionalsocialismo, cuenta Todorov en uno de sus ensayos sobre los regímenes totalitarios que al menos dos países se comportaron de modo muy distinto frente a los judíos a la manera canalla en que, en general, se trató al pueblo hebreo durante el período de entreguerras y la Segunda Guerra Mundial. Fueron estos países Bulgaria y Dinamarca. Este envió a los judíos a Suecia, país neutral en la contienda, para evitar su deportación; aquel reacomodó a sus judíos fuera de la capital para que no fueran forzados a salir de las fronteras búlgaras.

Subraya Todorov que en ambos casos, además de ciertas circunstancias históricas favorables, confluyó una certera voluntad política (de parte del rey, del primer ministro, de personalidades públicas notables) para sabotear las crudelísimas pretensiones del régimen nazi y defender la vida y la libertad de sus ciudadanos.

Traigo este ejemplo histórico a colación porque muestra con elocuencia el valor que tiene la voluntad política cuando encuentra la fortaleza y la convicción para negarse a toda vileza, no ser partícipe de empresas ruines o mezquinas, ponerles cara a las injusticias de ciertas multinacionales o a los embelecos de demagogos, a las patrañas de los ventajosos y de los autoritarios, y a las iniquidades que genera el mercado.

Y de esa grandeza y esa astucia que sabe combatir la maldad y la mentira hay ejemplos magnánimos en la historia reciente y en la antigua. Me pregunto si en Colombia la ha habido a lo largo de sus 200 años de vida republicana. Pues voluntad política es tener la valentía de oponerse al mal, de combatirlo con decisión; es el denodado intento de refrenarlo, cuando menos. Me pregunto si muchos de los males de nuestro país, incluido el asesinato sistemático que ocurre hoy de los líderes sociales, no provienen de la falta de decisión de nuestros gobernantes, porque queda claro que la voluntad política puede cambiar el destino de una nación y puede, cuando es honesta y seria, salvar la vida de muchas personas, como la de todas aquellas que pervivieron por la grandeza histórica de dos pueblos ocupados en la Segunda Guerra Mundial.

atalaya.espectador@gmail.com, @Los_atalayas

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