Lanchas en “Falstaff”

Manuel Drezner
11 de octubre de 2017 - 02:00 a. m.

Como merecido homenaje al cantante colombiano Valeriano Lanchas, quien cumple veinte años de actividad profesional, la Ópera de Colombia, en asociación con el Teatro Santo Domingo, montaron en estreno en Colombia Falstaff de Verdi, una de las cumbres del arte lírico de todos los tiempos y a la que muchos consideran la creación máxima del gran compositor italiano. De hecho, aparte de las excelencia de la obra, uno se maravilla de cómo un octogenario como lo era Verdi cuando compuso Falstaff haya logrado una obra tan llena de frescura, de ímpetu y con una gracia tal que ha hecho que un crítico dijera que es “la ópera que hubiera compuesto Mozart de haber vivido en el siglo XIX”.

Ese personaje de Falstaff fue creado por Shakespeare en uno de sus dramas históricos, donde era el compañero de juergas del príncipe Hal y que tuvo la triste suerte de ser despreciado por su compinche cuando este accedió al trono. Como era un carácter tan singular, nadie menos que la misma reina de Inglaterra pidió al dramaturgo que hiciera más obras con Falstaff y así nació Las alegres comadres de Windsor, la inspiración básica para el libreto de la ópera. El resultado final fue una pieza sofisticada y graciosa, que es no tanto cómica como de buen humor.

El montaje hecho por Alejandro Chacón, con una escenografía esquemática y de buen gusto, se atuvo al libreto de la ópera, sin invenciones extrañas que traicionaran al autor, y logró transmitir el espíritu jovial que le infundió Verdi. Uno hubiera querido que la escena final tuviera algo más de magia y de fantasía, tal como lo requiere el libreto y lo refleja la música, ya que la presencia de un feo muro le quitó todo elemento fantástico a dicha escena. Pero en general el montaje permitió a los cantantes mostrar la obra y lo cierto es que musicalmente fue de categoría, con notable participación de la Filarmónica Juvenil, que estuvo a la altura de la ópera, con dirección musical de Rodolfo Fischer, quien dio tiempos acertados, así ocasionalmente no hubiera equilibrio entre orquesta y cantantes.

Lanchas estuvo a la altura requerida y aunque faltaron algo de matices, lo cierto es que aquí se perfila a un importante intérprete del difícil papel. Los otros cantantes hicieron lo suyo bastante bien y hay que decir que supieron reflejar lo risueño de la ópera.

En resumidas cuentas, se trató de una ocasión importante por todo lo descrito y es bueno saber que aquí hay forma de montar obras que tienen una dificultad única y que hay público para apreciarlas.

 

 

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