Las comunicaciones de Duque

Óscar Sevillano
01 de noviembre de 2018 - 05:00 a. m.

Ojalá que los tras pies que ha tenido Gobierno Nacional en materia de comunicaciones, le hagan entender al presidente Iván Duque lo importante y necesario que es manejar este elemento de manera unificada y bien estructurada.

De nada va a servir que se advierta y se amenace con investigar a los funcionarios del Gobierno Nacional que llegaron al cargo entusiasmados con una posible guerra con Venezuela, por ejemplo, mientras no se afine la manera como se está dando a conocer lo que se piensa desde el Palacio de Nariño, sin importar el tema o asunto del que se esté hablando.

No es normal que el presidente de la República deba salir a los medios a calmar las tempestades que suelen armar sus funcionarios, sean ministros o embajadores. Un primer mandatario no está para desgastarse en estos asuntos. Por eso es tan necesario que se fije una directriz en esta materia, no con el ánimo de que se monopolicen las comunicaciones desde el Palacio de Nariño y limitar a los miembros del gabinete a servir de parlante repetidor, sino para que los mensajes que se envían a los colombianos vayan en concordancia con lo que quiere y piensa el primer mandatario.

Lo peor que le puede suceder a un presidente que como Iván Duque, lleva poco tiempo en el poder, es dar a entender que no tiene un orden y que no ha encontrado un norte hacia dónde ir, como está sucediendo. No nos digamos mentiras, esta es la impresión que está dejando la nueva Administración Nacional, hecho que sorprende porque al frente de las comunicaciones tiene a Álvaro García, un gran profesional. El colmo si no aprovecha toda su experiencia en el área.

Desde que el presidente Duque tomó el poder ha venido sucediendo. Varios de sus ministros han dado declaraciones no solo polémicas, sino además bastante insólitas que han obligado al primer mandatario a calmar los ánimos, y que dejan, además, la duda de si en verdad el Jefe de Estado piensa de esa manera o corresponden al deseo particular de algunos funcionarios que llegaron al cargo, pensando en desatar un enfrentamiento bélico con Venezuela, y la idea de revivir el conflicto armado interno con las Farc.

No me cabe la menor duda de que seguirá sucediendo, si el primer mandatario no toma el toros por los cuernos y organiza la manera como se comunican los proyectos, ideas y propuestas del Gobierno Nacional, no solo a los colombianos, sino además a la comunidad internacional. No puede ser, por ejemplo, que se deje la impresión de que Colombia busca una guerra afanosamente porque como ya no están las Farc en la ilegalidad, no tiene entonces con quien pelear, ni tiene tampoco a quien echarle la culpa de los males que ocurren internamente.

Tampoco puede ser que en la imagen de los colombianos, quede la impresión de que tenemos un presidente que no controla su gabinete, ni su cuerpo diplomático. Una cosa es lo que en materia de Gobierno pueden decir o hablar sus ministros y embajadores y otra muy distinta, las decisiones y propuestas de Estado, que solo le competen anunciar al presidente de la República, por lo delicadas que pueden ser a nivel interno y externo. 

Es por esto que es tan importante manejar una directriz en materia de comunicaciones que todo el aparato de Gobierno debe acatar, cuidando del lenguaje que se utilice, porque una palabra mal utilizada, puede dar lugar a grandes polémicas.

Iván Duque está a tiempo de tomar el toro por los cuernos y llamar al orden a todo su equipo de trabajo, si es verdad, que las polémicas que se han desatado por cuenta de algunas  declaraciones, como la de apoyar una guerra con Venezuela o la de establecer un SISBEN para la clase pudiente, por ejemplo, no corresponden a lo que piensa o quiere el primer mandatario.

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