Las editoriales universitarias

Ignacio Mantilla
13 de mayo de 2017 - 02:00 a. m.

Con la celebración de la trigésima versión de la Feria Internacional del Libro de Bogotá, en las últimas semanas volvimos a respirar el plácido aire que nos entregó la agrupación de miles de libros abiertos y listos para ser leídos.

Esta reunión de lectores de todas las edades, autores y editores en torno al libro fue una oportunidad más para que las instituciones de educación superior presentaran al público en general el trabajo juicioso y consolidado de sus profesores y estudiantes. Un trabajo soportado fuertemente por las editoriales universitarias o secciones de publicaciones de cada institución.

Desde hace más de seis siglos, son las oficinas de publicación universitaria las encargadas de la difusión y consolidación del conocimiento que se produce en las universidades de todo el mundo. Desde la fundación de la universidad en Occidente estas unidades empezaron la producción de libros, manuales y compendios con el fin de fortalecer el quehacer académico de las universidades. Sin embargo, solo hasta 1478 se organizó una verdadera editorial universitaria. La prensa académica se estructuró como una dependencia de la Universidad de Oxford en Inglaterra y su primer libro publicado fue la Exopisitio in symbolum opositorum de Tiriano Rufino Aquilea.

La Universidad de Cambridge también cuenta con una de las más antiguas editoriales universitarias y gracias a ella hemos podido conocer los trabajos de intelectuales de la talla del filósofo Francis Bacon, el físico Isaac Newton, el clérigo y economista Thomas Malthus, el naturalista Charles Darwin y en épocas recientes hemos conocido a través de esta editorial uno de los mayores descubrimientos del siglo XX, la descripción de la doble hélice del ADN por Watson y Crick. Este es solo un pequeño ejemplo de lo que las editoriales universitarias han aportado en la difusión y apropiación del conocimiento producido en todas las épocas por nuestras universidades. Ya lo estipulan muy bien los primeros estatutos de la Universidad de Padua redactados en 1264: “Sin ejemplares no habrá universidad”.

Hoy por hoy, las editoriales universitarias en el mundo anglosajón son fuertes empresas que aportan recursos a sus universidades y que han conformado diversos proyectos complementarios a la publicación de libros, como la organización de exámenes certificados o la consolidación de programas de formación editorial en nuevas tecnologías. Aunque la mayoría de editoriales universitarias siguen siendo dependencias que hacen parte de las universidades, existen otras como las de Harvad o Princeton que son sociedades independientes, pero que apoyan, principalmente, la producción académica de las universidades.

En términos generales las editoriales universitarias tienen la importante función de presentar en forma definitiva los textos e impresos producidos por las universidades, teniendo en cuenta muy cuidadosamente el público lector al que quieren llegar. Años y abundantes recursos invertidos en el desarrollo de una investigación pueden perderse si dicha investigación no se presenta de la manera más adecuada a través de una publicación u otro medio académico. Saber cómo “destilar” este conocimiento en una publicación, como bien lo dicen los editores de la Universidad de Cambridge, es una labor compleja, profesional y de gran responsabilidad que asumen los integrantes de nuestras editoriales universitarias. Por tanto, a ellos también hay que reconocer y agradecer el éxito de nuestras instituciones en el mundo de las ciencias, la cultura, las artes y las humanidades.

En Colombia esta labor ha venido profesionalizándose en los últimos años. Hoy contamos con la Asociación de Editoriales Universitarias de Colombia (ASEUC), que reúne a más de 60 editoriales de universidades de todo el país. Y Colciencias, hace un par de años, emprendió un esfuerzo (lamentablemente no continuado) para certificar los procesos editoriales de calidad para la investigación. En el marco de este programa se organizaron cerca de cuatro convocatorias para el reconocimiento de las editoriales universitarias, que efectivamente arrojaron excelentes resultados para las universidades y sus dependencias editoras.

En esta última versión de la FILBO se batieron marcas en asistencia de público al pabellón de las universidades. Como siempre, la Universidad Nacional de Colombia, patrimonio de todos los colombianos, se presentó de la mejor manera. Con el estand más grande del pabellón y cerca de 500 títulos en todas las áreas del conocimiento. De ellos 106 fueron novedades publicadas especialmente para ser presentadas en la feria. Como muy pocos lo saben, nuestros libros en todos los casos están subsidiados por la institución, pues creemos férreamente que la responsabilidad de la universidad es la de hacer todo lo posible para que el conocimiento se difunda y expanda en todas las direcciones.

Así, el público que asistió a nuestro estand pudo adquirir libros de gran calidad desde 5000 pesos en adelante. En esta ocasión entregamos al público 6026 libros de la gran producción universitaria. Es importante resaltar que varios de nuestros libros se agotaron en la feria. Uno de los más vendidos fue Campesino de los Andes y otros escritos antológicos de nuestro gran maestro Orlando Fals Borda, publicado en la colección de la Rectoría, Obras Escogidas. Adicionalmente, en el marco de la feria, se realizaron algunos lanzamientos de nuestras novedades editoriales, para eso se organizaron 27 eventos académicos en el estand de nuestra institución que se vistió con los símbolos conmemorativos del sesquicentenario de nuestra fundación.

Al estand de la universidad concurrieron aproximadamente 30 mil visitantes en las dos semanas de feria. Allí no solamente se encontraba nuestra producción editorial, también hizo presencia la emisora UN Radio, con programación especial, y la novedosa Tienda Universitaria, que se convirtió en un nuevo canal de interacción con nuestros egresados y estudiantes.

La Universidad Nacional de Colombia es consciente de la gran importancia que tiene la producción editorial de nuestra comunidad académica, no solamente para los fines mismos de la Universidad, sino, también, para las necesidades y retos de nuestro país. Felicitaciones a los autores por su dedicación y compromiso con el conocimiento y, por supuesto, felicitaciones a todas las editoriales universitarias porque una vez más dejaron clara la importancia de un trabajo minucioso, de mucha calidad y de poco protagonismo.

* Rector, Universidad Nacional de Colombia.

@MantillaIgnacio

 

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