Las encuestas

Felipe Zuleta Lleras
12 de mayo de 2019 - 05:00 a. m.

Le dijo hace muchos años en una entrevista Álvaro Gómez Hurtado a Juan Gossaín lo siguiente: “las encuestas son como las rellenas o morcillas inventadas en Boyacá y producidas con la sangre de los cerdos: son muy ricas, pero es mejor no saber cómo las hacen”.

Esta frase cae como anillo al dedo, pues esta semana se conoció la encuesta sobre las candidaturas a las alcaldías de las principales cinco ciudades del país. No voy a cuestionar la encuesta como tal, pues no tengo los conocimientos para hacerlo. Quiero referirme, en términos generales, a los resultados.

En Bogotá aparece liderando Claudia López seguida de Carlos Fernando Galán. Hace exactamente cuatro años la lideraba Clara López, y Peñalosa —hoy alcalde— apenas aparecía marcando. Lo mismo pasó en Bucaramanga y Cali, donde ganaron Hernández y Armitage, que no marcaban. No así en Medellín y Barranquilla, en donde finalmente ganaron quienes lideraban las encuestas: Federico Gutiérrez y Álex Char.

Por eso, cantar victoria para quienes lideran las encuestas es absolutamente improcedente.

Quiero, con el permiso de los pacientes lectores, referirme al caso de Bogotá. Claudia López lidera de lejos la encuesta y eso no es bueno ni malo per se. Me preocupa más bien que lo haga montándose en los hombros del desprestigio injusto del alcalde Peñalosa.

Ningún alcalde nunca jamás ha invertido $48 billones en obras y ha hecho en tres años lo que ha hecho y dejará firmado el alcalde Peñalosa. Pero claro, como la opinión no lo quiere, López ha empezado a cuestionar algunos proyectos claves para la ciudad. Si volvemos a tener un alcalde o alcaldesa que llegue a destruir, inevitablemente Bogotá se irá, otra vez, de culo pa’l estanco, como se dice popularmente.

A Peñalosa le cobran su antipatía, pero no lo miden por sus obras. Y pocos se han tomado el trabajo juicioso de ver sus ejecutorias. Cuando fue alcalde la primera vez le pasó lo mismo y cuando dejó el cargo empezamos a ver sus magníficas obras. Esta vez pasará lo mismo, si es que quien lo suceda no llega a desbaratar todo.

Bogotá no se puede volver a dar el lujo de tener pésimos alcaldes como Samuel Moreno y Gustavo Petro. El primero por caco y el segundo por incompetente y locuaz.

Admiro a Claudia López, pero le temo a su carácter pendenciero y a algunas de sus actitudes. Preferiría, de lejos, temperamentos como los de Carlos Fernando Galán y Miguel Uribe. Entre otras cosas porque estoy seguro de que no llegarían a destrozar todo, sino más bien a construir sobre lo construido. Y eso es lo que necesita la ciudad.

Claudia López ha demostrado ser honesta y trabajadora, pero también nos ha mostrado en sus trinos y algunas de sus declaraciones que tiene un pésimo temperamento.

Ojalá Bogotá no se vaya a equivocar en las elecciones de octubre, pues eso le costaría otros años de atraso. Y hablando de Peñalosa, resulta increíble que los jueces le sigan parando las obras, porque el daño no se lo están haciendo a él, sino a millones de bogotanos.

 

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