Las Farc políticas y el establecimiento

Felipe Zuleta Lleras
29 de abril de 2017 - 04:38 a. m.

Fueron aprobados esta semana el Estatuto de la Oposición y el acto legislativo que le da forma legal a la creación del partido de las Farc, que por ahora no sabemos cómo se llamará.

El hecho de que veremos a los comandantes de la guerrilla haciendo política no deja de ser un poco impresionante. Esto era impensable hace cinco años, pues tenían al país asolado y estuvieron cerca del poder cuando acababa el gobierno de Andrés Pastrana.

Digo que es impresionante porque se requiere de mucha madurez política para entender que unos criminales puedan llegar al Congreso y a los puestos de elección popular. Pasan escalofríos, ciertamente. Pero sin duda es mejor tener a estos señores haciendo política que echando bala. Claro está que millones de colombianos no ven esto con buenos ojos, porque nunca, absolutamente nunca, dejarán de considerarlos como terroristas y delincuentes.

Todavía muchos conciudadanos consideran que todo esto es una concesión que Santos les hizo a los guerrilleros a cambio de nada. La verdad es que deben someterse a la tan cuestionada JEP.

Todo esto es tan complejo que resulta muy difícil que el hombre del común entienda todo este galimatías, tanto jurídico como político. Y, por supuesto, les creen a los efectistas que sostienen que por cuenta de este proceso de paz ya estamos ad portas de ser como Venezuela. En eso los uribistas son expertos en mentir y desinformar.

A ellos les recuerdo que Uribe durante sus dos gobiernos no fue capaz de acabar con la guerrilla, a pesar de tener todos los recursos y apoyos posibles. Santos decidió entonces pasar por este tortuoso proceso, en donde dejó en jirones su prestigio. Lo logró y, a pesar de la importancia histórica del hecho, muy pocos se lo reconocen, pero lo cierto es que por cuenta de las Farc no hay más muertos.

Convendría recordarles a esos uribistas recalcitrantes que si Colombia acaba como Venezuela, lo que no creo, no es porque las Farc entren a la política. Es porque en los últimos años, y eso no excluye a los últimos gobiernos, se han robado todo y han llevado a los colombianos a un nivel de hastío tan grande que en cualquier momento se puede meter al poder cualquier persona.

O sea, amigos uribistas, dejen de buscar la calentura en las sábanas y más bien tranquilicen a su jefe natural, el senador Uribe, que no hace sino sembrar odios.

Tal vez algunos no se han dado cuenta, pero mientras dentro del establecimiento todos pelean contra todos, los únicos que están haciendo su tarea de manera disciplinada y ordenada son los de las Farc. Y eso, por supuesto, se podría ver reflejado en las urnas.

Más le vale a nuestra mal llamada clase dirigente que se zarandee, porque si sigue en lo mismo, ahí sí podríamos acabar como Venezuela. No por culpa de Santos, sino por la incapacidad de nuestros dirigentes de actuar de manera decente y coherente. Sigan robando, sigan peleándose, sigan odiándose y verán que lo de Venezuela parecerá un chiste. ¡Sigan!

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