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Las honorables magistradas

Mauricio Albarracín
08 de julio de 2015 - 04:13 a. m.

Por primera vez en toda la historia de la Corte Constitucional, cuatro mujeres se sientan en la sala plena: tres magistradas y la secretaria general. Son juristas impecables y las arquitectas de la salida de la peor crisis en la historia de la Corte.

Se trata de las magistradas María Victoria Calle, Gloria Ortiz, Miriam Ávila y la secretaria general, Martha Sáchica. Calle y Ortiz son magistradas titulares; la primera con seis años en la Corte, la segunda fue elegida hace un año. Calle, además, es la presidenta encargada de la Corte. Miriam Ávila es magistrada encargada mientras se recupera Luis Ernesto Vargas de un problema de salud. Martha Sáchica prácticamente es la decana de la Corte: llegó hace 23 años y ha sido magistrada encargada por 23 meses.

Si consideramos que en la sala plena de la Corte participan nueve magistrados y magistradas junto con la secretaria general, tenemos que al menos el 40% de la sala está conformada por mujeres. Aunque la secretaria general no es magistrada, sus funciones son vitales para la Corte: lleva la memoria institucional, es el contacto con los ciudadanos y mantiene todos los despachos articulados. Ella es la guardiana de la Constitución.

Estas cuatro mujeres son muy distintas. Cada una tiene su origen como jurista en diversas universidades, llegaron por distintas razones y tienen opiniones diferentes. Sin embargo, las cuatro comparten virtudes judiciales esenciales. La primera es que son expertas en derecho constitucional. Ortiz, Ávila y Sáchica tienen una carrera probada en el derecho constitucional desde todos los cargos. No son principiantes: han sido el cerebro de muchas de las decisiones constitucionales más importantes del país. Aunque Calle llegó a la Corte desde el sector privado, seis años después y con el apoyo de un gran equipo, es una de las constitucionalistas más destacadas de la sala. Son magistradas con criterio constitucional y siempre están preparadas para la discusión.

La segunda virtud es que son absolutamente rigurosas preparando los casos. Dirigen bien las soluciones y leen todo lo que preparan los despachos. Sus ausencias en las discusiones son escasas e, incluso, asisten cuando están enfermas o casi sin voz. Son un ejemplo de responsabilidad profesional que inspira a todas las personas que las rodean. Su conocimiento técnico y rigurosidad han hecho que la Corte Constitucional continúe su trabajo con una calidad técnica sostenida. Buscan soluciones y dan mucha fortaleza a las discusiones.

La tercera virtud es que su honestidad está fuera de toda duda. Ninguna hace parte del escándalo de la Corte. No han sido puestas contra el paredón mediático ni tienen señalamientos por corrupción o algo parecido. De hecho, Calle, Ortiz y Sáchica son las que tienen menos patrimonio según las declaraciones de renta entregadas por los magistrados en momentos de la crisis.

Se ha escrito mucho en contra de la Corte Constitucional, algunas veces con razón y otras veces sólo para ganar rating. No obstante, debemos reconocer también sus fortalezas. Las cuatro mujeres de la Corte son la clave para salir de la crisis. Si alguien merece ser llamado honorable en la Corte son ellas. Las honorables magistradas son un ejemplo de conocimiento constitucional, trabajo duro y rectitud. Ellas son magistradas admirables. No todo está perdido.

@malbarracin

 

 

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