¿Las ideologías conversan con lo humano?

María Antonieta Solórzano
15 de diciembre de 2019 - 05:26 p. m.

Encuentro difícil describir con precisión lo que siento al ver a los colombianos habitar las calles del país manifestándose, expresando sus múltiples motivos de descontento y desilusión.

En simultaneo, se me antoja grandioso y conmovedor, confrontador y doloroso. Y es que, me pregunto: Cómo han podido durante décadas guardar un silencio profundo y tolerante sí, han tenido que ir renunciado a gozar de una vida digna, a sus sueños y a sus derechos, cómo han ido acomodándose a no tener vivienda en los territorios donde nacieron y a salir de sus territorios para salvar la vida propia y la de sus descendientes,

Me maravilla y me desgarra su esperanza y su paciencia para perseverar creyendo que el siguiente líder ideológico, aquel a quien de nuevo le dan su voto de confianza, tenga la posibilidad de maniobrar dentro de las instituciones, para que así al fin ellos tengan empleo, sus hijos estén bien nutridos, puedan estudiar y regresar al final de la jornada a un techo digno donde ojalá se haya promovido una convivencia amorosa que los acoja.

Me invita a honrar su valor verlos habitando las calles del país para tener voz, arriesgándose a morir ante el peligro de que al ser confundidos con aquellos que creen que la violencia construye.

Tengo, entonces, la esperanza de que su voz no quede silenciada detrás de “peticiones” que comprometidas con las distintas ideologías se autodeclaran y se promueven como la voz auténtica de los manifestantes.

Conservo la ilusión de que su voz sea oída directamente, sin filtros, tal y como la hemos escuchado todos, plena de sus expresiones sencillas y directas, seguramente en unos mas articuladas que en otros, pero que en esencia habla de las necesidades “humanas” de cualquier colombiano.

Es importante reconocer que sus motivos y sus insatisfacciones están relacionados con poder vivir dignamente y no con el triunfo de las izquierdas o las derechas.

Durante siglos hemos estado convencido que las ideologías son ajenas a los sesgos que el paradigma de escasez y el modo de vida patriarcal le han impuesta a la humanidad.

Esto a un punto tal que nos queda difícil de ver, que cualquier sistema político, en el que resultado no sea una vida digna para todos los seres humanos, está mal pensado. Más aun que no es solamente una equivocación epistemológica sino una promesa antiética.

Lo claro es que, una propuesta que se construya creyendo que la muerte del opositor se justifica y que acepte como líder a alguien que ha eliminado su opositor por medio de la muerte no merece guiar el destino de nuestros hijos y menos podrá conducirnos a una vida donde lo humano esté por encima de lo ideológico.

 

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