PASA COMO EN EL FÚTBOL. CUANDO un equipo no sabe qué hacer con el balón, se dedica a dar patadas.
En el escenario del conflicto, la guerrilla, con la entrega unilateral de secuestrados, dejó el balón en el campo del Gobierno. La jugada (obligatoria y tardía, es necesario aclararlo) dejó ver la falta de repentismo táctico de Uribe y los pocos asesores que le quedan, quienes a pesar de lo anunciado del hecho, reaccionaron de manera improvisada, descoordinada y hasta contradictoria.
Es evidente que en ese esquema estratégico, que le apuesta a los acuerdos y que supone diálogos, Uribe no tiene jugadores destacados ni entrenamiento específico, y que no se siente a gusto en esos estadios. Por eso ha recurrido al juego fuerte y descalificador, eso que los comentaristas deportivos llaman las “faltas tácticas necesarias”.
Ya la había emprendido primero contra las ONG y los partidos de oposición; después enfiló baterías contra los medios y luego con los periodistas. Y este fin de semana se fue lanza en ristre contra los intelectuales y todos aquellos que se atrevan a pensar o proponer la paz.
A falta de propuestas en este campo de juego, se inclinó por la confrontación mediática y el espectáculo periodístico que tanto les gusta a algunos de sus “hijitos e hijitas” del micrófono. Ante la escasez de argumentos recurrió a la contienda semántica que lleva suponer que quien se atreva a hablar de diálogos es miembro del PC3 o del bloque intelectual de las Farc. Le apuesta a que el tema de la paz se quede sin aire por falta de dolientes y de hinchas, so pena de ser sancionados.
Y claro, le ayuda mucho en ese propósito la guerrilla “patabrava” que con bombazos criminales y secuestros inhumanos, hace parte de este mal partido, donde nunca hubo juego limpio, sólo perdedores.
Es cierto que ese lenguaje belicista y confrontacional da votos, desata emociones y genera adhesiones; pero Uribe y los estrategas que aspiran a sucederlo deben entender que este país ensangrentado, sin distingos de formación u oficio, reclama un cambio de táctica, jugadores hábiles con el balón antes que con las patadas, si queremos ganar el partido en esta generación, el inevitable partido por la paz.