Las putas tristes de Trump

Héctor Abad Faciolince
26 de agosto de 2018 - 05:30 a. m.

¿Qué se dirán por las noches, si tienen noches juntos, Donald y Melania Trump? Tal vez ella le diga “tenemos que hablar” y a lo mejor él le conteste que está muy ocupado y muy preocupado, y nada más. O quizá él intente cogerle la mano y ella se la quite sin sacarle siquiera la disculpa del dolor de cabeza. Aunque son tantos los líos legales de Trump que quizás el que menos le preocupe sea el lío conyugal, salvo por los problemas de imagen que podrían derivarse de un divorcio presidencial. Un tipo como Trump no tiene esposa, sino un adorno de mujer: una figura femenina que esté a su flanco y lo decore, como un trofeo, un carro, un mueble, una corbata más.

El tipo más poderoso del mundo es, sencillamente, un asco de persona. Como político, como empresario, como ser humano. El ejemplo perfecto de la decadencia ética y cultural de un país que, por desgracia, es el más rico del mundo. Lo que ha salido esta semana sobre él no son escándalos nuevos, sino más pruebas de su veracidad. Y pruebas de que por cínicos y mentirosos que sean los políticos, la capacidad de mentir de Trump es de un nivel superior. Y no es que sea un artista de la mentira (estos al menos consiguen crear una ficción que otros se creen), sino un mentiroso grotesco.

Un ególatra que ha llevado la satisfacción de sí mismo hasta los límites de la enfermedad. El infrahumano que se cree un superhombre. Un irresponsable que miente con la misma indolencia con que define “enemigos del pueblo” a los periódicos y a los periodistas que dicen la verdad. Un fanático que desprecia por la raza, por la discapacidad o por la religión. Un farsante que apoya tiranos en todo el mundo con tal de llevar adelante sus propios intereses y su propia campaña de destrucción de la democracia. Un ignorante que niega el calentamiento global para no afectar los negocios de sus aliados. Un peligro para Estados Unidos y para la humanidad.

Recién nacido Barron, su último hijo, en la primavera de 2006, el empresario Trump mantuvo relaciones sexuales con Stephanie Clifford, cuyos nombres artísticos son Stormy Daniels o Stormy Waters (Aguas Tempestuosas), una famosa striptisera y actriz porno (en películas como “Pornucopia” y “La virgen cuarentona”). Quizás esta última película, de 2005, fue la que despertó el apetito de Trump. Cuando se supo que el abogado particular del candidato Trump, Michael Cohen, le había pagado a Stormy Daniels US$ 130.000 para que no contara de su acostada con Trump, el ya electo presidente de Estados Unidos dijo en un tuit que ni sabía de qué le estaban hablando, y que si Cohen le había dado plata, era cosa de él. La versión Trump de esta semana es que él pagó el silencio de la tempestuosa actriz porno de su propio bolsillo. ¿Nada de raro, un olvido, una arrechera que se puede pasar por alto? Quizá, pero el problema es que esa platica se entregó, sin ser declarada ni por Trump ni por Cohen, en plena campaña, lo cual es un delito electoral. ¿Suficiente para un impeachment? Tal vez no. ¿Causal de divorcio? Tal vez sí.

El segundo caso tiene que ver con una modelo de Playboy, Karen McDougal, que empezó una relación con Trump por la misma época del parto de Melania. En este caso no se trató de una cana al aire, sino de una relación que, según la modelo, duró más de un año. También en este caso Cohen confesó ser el amigable componedor para conseguir el silencio de McDougal mediante un procedimiento indirecto: en plena recta final de la campaña electoral, un periódico aliado de Trump, el National Enquirer, le compró la historia por US $150.000, para no publicarla y para que ningún otro medio la pudiera publicar. El lío para Trump es que ahora también el jefe de ese periódico, David Pecker, quiere vaciar el saco y a cambio de inmunidad va a revelar los detalles de esta compra y de su relación económica con Trump. Comprar apoyo de un periódico, de manera oculta y en plena campaña electoral, sí es motivo suficiente para juzgar a Trump.

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar