Las torpezas de Rodrigo Lara

Óscar Sevillano
28 de septiembre de 2017 - 02:00 a. m.

Me da la impresión de que al presidente de la Cámara de Representantes, Rodrigo Lara, no le importa pasar a la historia como la máxima figura de esa corporación que actuó de manera poco inteligente y cuyas decisiones son tomadas sin mucha astucia política.

Cualquier congresista que en estos momentos presida la mesa directiva de Senado o Cámara lo menos que querría es cargar con la mala fama de ser la piedra en el zapato en lo que tiene que ver con la implementación legislativa de los Acuerdos de Paz firmados entre las Farc y el Gobierno Nacional, mucho menos si este pertenece a uno de los partidos que, como Cambio Radical, integran la coalición de apoyo al presidente Santos.

Sin embargo, a juzgar por los hechos, este no parece el ser caso de Rodrigo Lara, quien a regañadientes tuvo que desengavetar el proyecto que le da piso jurídico a la Justicia Especial para la Paz (JEP) y nombrar un ponente en Cámara para que este iniciara su trámite de discusión mediante el mecanismo de fast track.

Tienen razón quienes desde el análisis y la opinión pública nacional se preguntan cuál es el piso jurídico mediante el cual actuarán los magistrados del Tribunal de Justicia Especial para la Paz, si lo primero que se debía hacer, antes de escogerlos, era aprobarse el proyecto de ley, que hoy se encuentra a paso de tortuga gracias a la poca astucia de Rodrigo Lara, que vaya uno a saber si, cumpliendo algún mandado político, guardó el documento durante tres semanas.

Me temo que los magistrados de la JEP, que ya se eligieron, tendrán que pasar un tiempo cruzados de brazos o por lo menos durante los meses que quedan del 2017, buena parte de sus días estarán cumpliendo labores distintas a las que son de su naturaleza. Lo anterior,    por cuenta de la poca importancia que Rodrigo Lara le prestó a este asunto y a sus actuaciones, contrarias a las que prometió tener mientras estuvo en campaña para conseguir los votos necesarios para llegar a la Presidencia de la Cámara.

Para ese entonces a Rodrigo Lara se le veía asistiendo a las comisiones, una de esas, la de paz, a la que muy poco asiste, con cara de oveja mansa, prometiendo que los temas de paz estarían en el primer punto de la agenda legislativa mientras él estuviera en la Presidencia de la Cámara, y que trabajaría en conjunto con la Presidencia del Senado para que esta no tuviera ningún tropiezo en ninguna de las dos corporaciones que conforman el Legislativo en Colombia.

La cara de oveja mansa y sonriente que colocaba Rodrigo Lara mientras buscaba la Presidencia de la Cámara de Representantes la cambió por la que comúnmente se le ve, es decir, la de ogro, la misma con la que preside las plenarias y con la que se le ve por los pasillos del Capitolio Nacional, razón por la que muchos de sus colegas en el Congreso le tratan porque les toca, mas no porque les guste, ni les agrade.

Si esta fue la actuación de Rodrigo Lara en el trámite del proyecto de Justicia Especial para la Paz, que es un tema vital para aplicar la justicia transicional a los excombatientes de las Farc que se desmovilizaron, no quiero ni pensar cómo será en adelante y ruego a Dios para que no vuelva a actuar erróneamente, como lo estaba haciendo al demorar la posesión de Vanessa Alexandra Mendoza para que esta ocupara la curul de negritudes en la Cámara de Representantes.

Lamentable si resulta que por cumplir un compromiso con Cambio Radical el Gobierno Nacional le haya permitido el ingreso a los Acuerdos de Paz a esa especie de caballo de Troya que representa Rodrigo Lara y que puede ser un peligro en su implementación.

Por lo que he leído y escuchado del exministro asesinado Rodrigo Lara Bonilla, puedo concluir que fue un ser brillante, que poseía además una gran inteligencia. Qué pesar que algunos hijos no puedan heredar estas características de sus padres.

@sevillanojarami

 

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