Notas de Buhardilla

Lección no aprendida

Ramiro Bejarano Guzmán
25 de marzo de 2018 - 02:00 a. m.

Tengo la sensación de que en esta campaña están sucediendo cosas gravísimas, de las que también nos enteraremos muy tarde, como aconteció en pasadas ocasiones.

Para empezar, otra vez las encuestas están desorientando a los electores. Mil veces se ha dicho que es urgente que los encuestadores estén sometidos a reglas severas, pero asistimos a los desastres de vaticinios y nada pasa. En 2002 de repente irrumpió Álvaro Uribe Vélez quien, de estar en el margen de error, muy rápidamente empezó a liderar las encuestas y ganó. Unos años después de esas elecciones supimos que por cuenta de los “esfuerzos” de Jorge 40 y Rafael García en el Magdalena, la campaña de Uribe liderada en esa región por Jorge Noguera y Raúl Montoya Flórez, consiguió los votos para que el candidato ganara en primera vuelta. Cuando Santos II tampoco supimos del viaje a Brasil de Óscar Iván Zuluaga en compañía de su hijo y del mozalbete —al decir del Héroe de Invercolsa— Iván Duque, a contratar al asesor político Duda Mendonça, y apenas cayó el telón de las elecciones nos enteramos de ese extraño desplazamiento y que detrás del mismo estaba la caja menor de la corrupción en América Latina, Odebrecht. En el continente han caído presidentes, vicepresidentes, empresarios y políticos, y aquí nada ha ocurrido, ni sucederá, porque el manto de impunidad es bien generoso, y por eso hoy Iván Duque acaricia la posibilidad de ser presidente, así jamás se haya aclarado por qué asistió de pato a tan inusual encuentro en el que tuvieron papel protagónico los dineros sucios de la multinacional del soborno. Si Duque se convierte en presidente nadie se atreverá a volver a hablar del asunto, ni en los medios y menos en el Congreso, porque aquí quien gana la Presidencia al mismo tiempo conquista el derecho de transformarse en intocable, y se vuelve herejía cuestionar la vida pasada de quien de la noche a la mañana consigue el milagro de que delante de él se arrodillen todos los poderes de la nación, tanto los públicos como los privados.

Las encuestas están jugando un peligroso papel en esta democracia, pues influyen en la conciencia del elector, por eso ya hoy no son pocos los medios y comunicadores que dan por hecho que Duque ganará en primera vuelta y que eso es irreversible. No es posible ni verosímil que luego de las elecciones del 11 de marzo, en las que los resultados mostraron resultados tan disímiles frente a los pronósticos de las encuestadoras, por ejemplo respecto del inobjetable triunfo de Cambio Radical que hasta ese domingo estaba enterrado, ahora el sainete siga siendo el de condenar al jefe de esa colectividad, Germán Vargas Lleras, casi que a un puesto de consolación.

A este país solo le falta que meta sus narices la multinacional de la desinformación Cambridge Analytica, que en otras latitudes ha envenenado las redes sociales, las encuestas y las elecciones. Las autoridades deberían tomar medidas para que luego no tengamos que lamentar que asistimos a un proceso electoral viciado. Que no se diga que es paranoia, pues ya se filtró que Cambridge Analytica, bien directamente o a través de su filial en Colombia, habría intervenido en la elección de alcalde de Bogotá.

Debe ser por eso que el esquema de la campaña del Centro Democrático, favorecida con ese intempestivo incremento en las encuestas, sigue teniendo el mismo formato de cuando Uribe saltó al estrellato y se convirtió en mandatario. Iván Duque tiene a su lado a Alicia Arango, la fiel escudera y cercana amiga de Uribe y de su exsecretario José Roberto Arango, quien tanto controla los hilos que frustró las ambiciones del troglodita de Ordónez de desplazarla de la jefatura de debate. Tal vez por eso Duque no fue capaz de desmentir a Uribe cuando amenazó a Noticias Uno, pues simplemente se limitó a decir crípticamente que él no interpreta trinos. Ojalá el tiempo no convierta a quien hoy se presenta apenas como intérprete de Uribe, en ejecutor ciego de sus órdenes cargadas de venganzas.

Adenda. Bien que la Universidad Nacional en un proceso amplio y garantista haya elegido a Dolly Montoya, la primera mujer rectora del importante claustro.

notasdebuhardilla@hotmail.com

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