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El doble rasero sobre la neutralidad frente a la guerra

Mauricio Jaramillo Jassir
30 de enero de 2023 - 05:02 a. m.

En respuesta al editorial del 27 de enero de 2023, titulado “No se puede ser neutral ante una agresión”.

La editorial condena la neutralidad de Petro en Ucrania por la negativa a la entrega de armas a Kiev. El texto, aunque bien intencionado por la idea difícilmente rebatible de la defensa de la paz mundial, omite tres hechos. Primero, equipara neutralidad con indiferencia. Pasa por alto el discurso en la Asamblea General de Naciones Unidas, donde Petro fue enfático en que se trataba de una guerra alimentada por grandes poderes e inspirada en la búsqueda de recursos. En la CELAC mantuvo su postura de que el papel de la comunidad internacional consiste en detener la guerra a través del diálogo. Se trata de una neutralidad que recuerda que mientras el sur global se ha cansado de insistir en la negociación, los grandes poderes del norte industrializado la siguen financiando.

Segundo, dice la editorial que “no se puede ser neutral ante una invasión” y se cita un comunicado de la embajada rusa al que le cae como anillo al dedo la postura de Petro. Como suele ocurrir en el ultimo tiempo, se deja la sensación de quienes piden un diálogo son complacientes con Rusia o tienen alguna afinidad velada, vieja sospecha que la derecha radical ha hecho circular alrededor de Petro. Basta recordar cómo Óscar Iván Zuluaga aseguró que si el actual mandatario ganaba la elección “Rusia invadiría Colombia”. El Gobierno está siendo consecuente con la tradición latinoamericana de irrestricto apego a la paz y la resolución pacífica de controversias entre Estados. No se tiene por qué apoyar un bando, lo cual es tan aplicable a quienes se han mostrado a favor de la OTAN, como ocurrió con Iván Duque en el pasado reciente, como a Cuba, Nicaragua y Venezuela, que, por afinidades históricas, han hecho eco de las delirantes justificaciones rusas. América Latina, con la excepción deshonrosa de Colombia, condenó sin matices la invasión de EE. UU. a Irak en 2003 y no compró la forzada tesis de la legítima defensa esgrimida por George W. Bush. ¿Recuerda el lector quién citó a Carolina Barco, entonces canciller, a debate de control político por el apoyo a la guerra? Los senadores Gustavo Petro y Jorge Enrique Robledo, férreos opositores a la solución armada de las diferencias. El actual Gobierno está siendo coherente con lo que ha expresado en el pasado desde el Legislativo. Y, tercero, a diferencia del tan evocado caso palestino, en Ucrania hay bandos: Kiev ha recibido un sistema antimisil (Patriot), blindados Leopard de fabricación alemana e ingentes recursos para la contraofensiva. Entre tanto, los palestinos reciben palmadas en la espalda mientras son exterminados. Extraña el doble rasero de los medios al medir el compromiso para condenar la guerra o la neutralidad, como en este caso. Mientras cierran filas en defensa de Ucrania, que tiene recursos para defenderse, guardan silencio frente a la tragedia en Medio Oriente. No recuerdo una sola editorial dedicada al cruel asesinato de la periodista Shireen Abu Akleh. ¿Me equivoco?

@mauricio181212

Por Mauricio Jaramillo Jassir

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