El voto en blanco

Cartas de los lectores
12 de junio de 2018 - 02:00 a. m.

Desde el punto de vista de las ciencias políticas, el voto en blanco en segundas vueltas es un exabrupto teórico, pues no tiene ningún efecto legal ni práctico. Yo no diría que es un “truco cobardón”, como han dicho algunos; pero sí diría que es un sofisma de distracción, un refugio inane para consolarse de una frustración o para desahogarse. Sin embargo, unas elecciones presidenciales no son una telenovela ni un reality show, sino un evento crucial para la democracia. En este orden de ideas, Max Weber habla de la ética de la convicción y de la ética de la responsabilidad, y sostiene que los líderes auténticos —llevando el argumento weberiano hasta el extremo, yo diría que también los ciudadanos comunes y corrientes— deben actuar no sólo por convicción, sino también con responsabilidad. ¿Qué tal que Churchill se hubiera resistido por sus convicciones anticomunistas a pactar una alianza con Stalin para derrotar a Hitler, y hubiera permitido con su terquedad el triunfo del nazismo? Sin lugar a dudas, habría sido un craso y gravísimo error histórico.

Pues bien, en estos momentos Colombia se encuentra en una fatal encrucijada. El gran mérito del presidente Juan Manuel Santos es haber intentado pasar la hoja de la guerra entre los colombianos. Cicerón decía con sobrada razón que no hay nada peor que una guerra fratricida, y que durante la guerra aparecen los peores instintos del ser humano. Los colombianos somos testigos de excepción de la veracidad de este aserto. Ya es hora de pasar la hoja de la violencia, de la pugnacidad, de las agresiones, pero también de la corrupción y de la injusticia social. Mientras la comunidad internacional acogió con entusiasmo la firma del acuerdo de paz con las Farc, los expresidentes Álvaro Uribe Vélez y Andrés Pastrana Arango y sus áulicos, por motivos que van más allá de nuestra comprensión, se dedicaron a sabotear el proceso de paz y su implementación. Es algo que sólo ellos entienden.

En su obra cumbre, Dante Alighieri reserva el peor rincón del infierno (Lasciate ogni speranza, voi ch'entrate) a quienes se muestran indiferentes o neutrales ante las catástrofes humanas. Colombia está ante una verdadera catástrofe si regresa la guerra y la venganza. El profesor Mockus, el último de los justos, así lo entendió, como también lo entendieron prohombres como Salomón Kalmanovitz y Rodrigo Uprimny, garantes de la institucionalidad democrática, al explicar su voto por Gustavo Petro para la Presidencia de Colombia.

Lacydes Cortés. Cartagena.

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