Las protestas palestinas contra la ubicación de la embajada de EE.UU. en Jerusalén, ciudad que había permanecido como territorio neutral en el ya largo conflicto con el artificiosamente creado estado de Israel hace 70 años, terminaron en una masacre, después de que unas 40.000 personas participaron en marchas hacia la Franja de Gaza. En Ramala, Qalandia, Hebrón, Nablus y Belén. Nada en el editorial del 18/05/18 justifica como parece la pretensión estos hechos. ¿Están ustedes con Donald Trump que cínicamente asegura que el traslado de su legación y el reconocimiento de Jerusalén como capital israelí “servirá para avanzar hacia la paz”? “Jerusalén es la capital de los palestinos y todos estamos unidos contra la decisión de EE.UU.”, dijo a Efe Isam Baqer, desde Ramala. “Seguirán las protestas hasta que volvamos a nuestros hogares y ciudades en Palestina”.
“Jerusalén es nuestra capital y Trump no tiene derecho de mover la embajada de su país a la ciudad. Mi familia vino de Ashkelon (hoy en Israel) hace 70 años y mis hijos y yo volveremos antes o después. Lo que se nos ha quitado a la fuerza debe ser recuperado a la fuerza”, sentenció una manifestante a la AFP.
Naciones Unidas ha tratado de no reconocer a Jerusalén como capital de Israel en negociaciones anteriores entre israelíes y palestinos, con la anuencia de muchos Estados y personalidades que piensan que el estatus de esta histórica ciudad no debe resolverse a favor de Israel, por ser cuna de las tres religiones monoteístas, con santuarios de todas en ella, haber sido capital Palestina desde tiempos bíblicos; y no intervino en sucesos posteriores culminados en persecución de los judíos por los nazis alemanes al término de la Segunda Guerra Mundial. La que se desarrolló en territorio europeo, a donde habían emigrado por otras causas históricas siglos atrás, tampoco atribuibles a palestinos.
Es inadmisible que el editorial salve a Estados Unidos, como mediador en este conflicto, y que le asigne posición equidistante, que nunca ha tenido. Cuando siempre ha abanderado incondicionalmente la existencia de Israel en territorio palestino. Y desde la fatal determinación de crear a Israel, la ha dotado de armas sofisticadas que ninguna nación tiene en la región.
¡¿Por qué aludir a una “independencia de Israel”, nacida de un hecho absurdo: dividiendo un territorio nacional con siglos de existencia habitado por diversos pueblos, con religiones y costumbres diversas en relativa paz? (¿Pensarían lo mismo si entraran a Colombia ejércitos extranjeros a tomar nuestras tierras?). Les asiste razón a los palestinos al conmemorar la Nakba (desastre, en árabe), para recordar que han sido obligados a sangre y fuego a abandonar su tierra. ¡¿Cómo hablar de terroristas cuando los muertos fueron todos palestinos!? Y las gráficas de los medios mundiales dejan ver a palestinos artesanalmente armados de banderas, palos y piedras contra los gases y balas de armamentos del poderoso ejército israelí.
La lucha de los palestinos sí es una gesta de independencia. No se puede medir con el mismo rasero perverso a las partes. Hay que buscar la solidaridad internacional a la que tiene la razón. Reconoce el editorial que “miles de personas cansadas de las muy difíciles condiciones de vida están dispuestas a jugarse el todo por el todo frente a los soldados israelíes”. Y que Israel se comporta cada día más como un país de ocupación.
Leila Delgado Almanza.
Envíe sus cartas a lector@elespectador.com.
Las protestas palestinas contra la ubicación de la embajada de EE.UU. en Jerusalén, ciudad que había permanecido como territorio neutral en el ya largo conflicto con el artificiosamente creado estado de Israel hace 70 años, terminaron en una masacre, después de que unas 40.000 personas participaron en marchas hacia la Franja de Gaza. En Ramala, Qalandia, Hebrón, Nablus y Belén. Nada en el editorial del 18/05/18 justifica como parece la pretensión estos hechos. ¿Están ustedes con Donald Trump que cínicamente asegura que el traslado de su legación y el reconocimiento de Jerusalén como capital israelí “servirá para avanzar hacia la paz”? “Jerusalén es la capital de los palestinos y todos estamos unidos contra la decisión de EE.UU.”, dijo a Efe Isam Baqer, desde Ramala. “Seguirán las protestas hasta que volvamos a nuestros hogares y ciudades en Palestina”.
“Jerusalén es nuestra capital y Trump no tiene derecho de mover la embajada de su país a la ciudad. Mi familia vino de Ashkelon (hoy en Israel) hace 70 años y mis hijos y yo volveremos antes o después. Lo que se nos ha quitado a la fuerza debe ser recuperado a la fuerza”, sentenció una manifestante a la AFP.
Naciones Unidas ha tratado de no reconocer a Jerusalén como capital de Israel en negociaciones anteriores entre israelíes y palestinos, con la anuencia de muchos Estados y personalidades que piensan que el estatus de esta histórica ciudad no debe resolverse a favor de Israel, por ser cuna de las tres religiones monoteístas, con santuarios de todas en ella, haber sido capital Palestina desde tiempos bíblicos; y no intervino en sucesos posteriores culminados en persecución de los judíos por los nazis alemanes al término de la Segunda Guerra Mundial. La que se desarrolló en territorio europeo, a donde habían emigrado por otras causas históricas siglos atrás, tampoco atribuibles a palestinos.
Es inadmisible que el editorial salve a Estados Unidos, como mediador en este conflicto, y que le asigne posición equidistante, que nunca ha tenido. Cuando siempre ha abanderado incondicionalmente la existencia de Israel en territorio palestino. Y desde la fatal determinación de crear a Israel, la ha dotado de armas sofisticadas que ninguna nación tiene en la región.
¡¿Por qué aludir a una “independencia de Israel”, nacida de un hecho absurdo: dividiendo un territorio nacional con siglos de existencia habitado por diversos pueblos, con religiones y costumbres diversas en relativa paz? (¿Pensarían lo mismo si entraran a Colombia ejércitos extranjeros a tomar nuestras tierras?). Les asiste razón a los palestinos al conmemorar la Nakba (desastre, en árabe), para recordar que han sido obligados a sangre y fuego a abandonar su tierra. ¡¿Cómo hablar de terroristas cuando los muertos fueron todos palestinos!? Y las gráficas de los medios mundiales dejan ver a palestinos artesanalmente armados de banderas, palos y piedras contra los gases y balas de armamentos del poderoso ejército israelí.
La lucha de los palestinos sí es una gesta de independencia. No se puede medir con el mismo rasero perverso a las partes. Hay que buscar la solidaridad internacional a la que tiene la razón. Reconoce el editorial que “miles de personas cansadas de las muy difíciles condiciones de vida están dispuestas a jugarse el todo por el todo frente a los soldados israelíes”. Y que Israel se comporta cada día más como un país de ocupación.
Leila Delgado Almanza.
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