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Ley Antispace

Columna del lector
04 de mayo de 2015 - 02:00 a. m.

ESTE MARTES, EN LA COMIsión Séptima del Senado se vota la llamada Ley Antispace, que supuestamente daría protección a los compradores de vivienda cuando pase algo como lo que sucedió en Medellín.

Soy una de las personas afectadas por Space y hasta ahora solo he podido recuperar el 40% de mis ahorros invertidos allí. Solicité a la Comisión Séptima que me dejaran dirigirme a ellos y ni respuesta dieron, lo solicitaré de nuevo a la Plenaria y lo seguiré haciendo. La comunidad TIENE que ser escuchada como dice la Constitución.
 
Esta ley tiene que ser mirada con lupa por varios aspectos. Uno, por ejemplo, que es una ley craneada por los aseguradores. Esos mismos que fueron los primeros en salir corriendo después de la tragedia de Space. Su falta de solidaridad y responsabilidad social los debería anular como contraparte en esta discusión, pero no: allí están, tal es su poder económico, de lobby y político. Y los aseguradores harán que de nuevo la ley no sea otra cosa que un impuesto más: un gasto obligatorio pagadero a un tercero, en este caso privado, sin que ese tercero en realidad adquiera responsabilidad real. 
 
Las aseguradores, como lo comprobamos los compradores de Space, en su letra menuda y en sus triquiñuelas, saben muy bien cómo hacer para cobrar y luego salir huyendo cuando pase algo como en Space. La ley, por ejemplo no presenta obligatoriedad de provisión de las pólizas a toda aseguradora, ni prohíbe su cancelación unilateral arbitraria, como hizo Colpatria en Space.
 
De otra parte, este impuesto disfrazado se trasladará al comprador, nada dice que sea el constructor el verdadero responsable del mismo. En otras palabras, un costo más, sin que del otro lado haya el compromiso del que hablo en el párrafo anterior.
 
Más aún, si se piensa bien, hay unas normas de construcción y unas Normas de sismorresistencia que de haberse cumplido al pie de la letra no habría pasado lo que pasó. Luego estamos en manos de una ley más que manda a hacer lo que ya otra ley dice que hay que hacerse para lo mismo. Solo que esta nos sale más cara a los ciudadanos. No habría necesidad de leyes anticolapso de edificios por causas distintas a las naturales si se cumpliera la norma de sismorresistencia. Lo que sí falta, y es urgente, son penas y delitos que tipifiquen y castiguen a quienes incumplan esa norma.
 
Verán, queridos lectores, quienes incumplieron la norma de sismorresistencia en Space siguen su vida tranquilamente. Ni una sanción ética les han impuesto: tienen sus tarjetas profesionales de ingenieros vigentes. El Comnia (organismo que las expide) no se da por enterado 18 meses después de que se cayó un edificio por fallas profesionales y éticas de sus ingenieros. Y más aún, si mañana les quitaran la tarjeta profesional, no pasaría nada en realidad, seguirían sus vidas con la misma irresponsabilidad que les permitió a varios ingenieros civiles decir el día antes del colapso que todo estaba bien. Una ingeniera me dijo “es seguro”, respecto al edificio la misma mañana del colapso. Lo que hay que subsanar es eso, no más seguros.
 
Para dejarlo más claro: me opongo y creo tener la autoridad al menos moral para hacerlo, a este nuevo atropello de la industria aseguradora. Abogo porque les quiten a las aseguradoras más recursos que enriquecen a sus accionistas (casi todas son multinacionales de esta industria) y no sirven para nada, como no sirven las pólizas que ya son obligatorias en las copropiedades, como no sirvió para nada Colpatria en Space.
 
 
*Nelson Vanegas, vocero de víctimas de Space, Medellín.

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