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Libertad, determinismo y nuestra comprensión de la conducta humana

Cartas de los lectores
18 de noviembre de 2020 - 03:00 a. m.

En “¿Somos libres o estamos determinados?”, Santiago Montenegro ofrece razones para pensar que algunos “enfoques reduccionistas” que explican la conducta humana son incorrectos. A su parecer, esos enfoques están vinculados con algunas ciencias naturales, como la biología evolutiva, y no con las ciencias sociales. Dadas sus deficiencias, sugiere que haríamos bien en “volver no solo a la historia, sino a versiones más sofisticadas de las ciencias sociales para tratar de explicar y darle un sentido a la confusión de la época que vivimos”.

Coincido en la importancia de los enfoques de las ciencias sociales para la comprensión de la vida humana; sin embargo, a continuación expreso algunas insatisfacciones con respecto al argumento general.

Montenegro resume su diagnóstico sobre los “enfoques reduccionistas” cuando asevera: “En sus versiones extremas [las ciencias naturales] pueden caer en un reduccionismo y determinismo, que negaría nuestra condición de seres libres y morales, con capacidad para escoger nuestros actos, como para hacer el bien o el mal, entre muchos otros”. Básicamente sus preocupaciones a propósito de este tipo de enfoques son dos. Por un lado, enuncia, de pasada, la preocupación de que la conciencia sea reducida a una experiencia ilusoria. La idea detrás de esta preocupación consistiría en que habría mejores explicaciones de la conducta humana que evitan otorgarle a la conciencia un papel explicativo prominente. Por otro lado, identifica un aspecto insatisfactorio de los enfoques reduccionistas, a saber, que no serían capaces de explicar la variabilidad de la conducta humana.

Hay algunos aspectos del argumento de Montenegro que vale la pena precisar. Primero, el título plantea una falsa dicotomía. Es importante recordar que en filosofía hay un debate bien establecido y explorado en torno a la compatibilidad del determinismo, por un lado, y el libre albedrío y la responsabilidad moral, por otro. El determinismo aquí suele entenderse como la tesis de que dada suficiente información acerca del sistema del universo en un momento específico, en conjunción con un conocimiento de las leyes de la naturaleza, es posible conocer el estado del sistema en un momento posterior. Bajo un tipo de postura prominente, la compatibilista, la verdad de la tesis determinista no socava, para ponerlo en palabras de Montenegro, “nuestra condición de seres libres y morales con capacidad para escoger nuestros actos”. En efecto, el tipo de libertad pertinente concierne a la manera en que los estados psicológicos de las personas —sus creencias, deseos, expectativas, intenciones y decisiones— tienen un lugar en la explicación causal de la conducta. Dado que el determinismo no niega que este tipo de estados jueguen un papel causal prominente en la explicación de la conducta, de esto se sigue que esta tesis no socava la libertad ni la responsabilidad. Por ende, si los compatibilistas tienen razón, el título plantea una falsa dicotomía, en la medida en que incluso si el universo tuviera una estructura determinista, no se seguiría eso de que no somos libres.

Segundo, notemos que, bajo la perspectiva recién descrita, parece deshacerse también la primera preocupación de Montenegro respecto al carácter ilusorio de la conciencia. La razón es que un compatibilista puede perfectamente otorgar un papel a los estados psicológicos en la explicación causal de la conducta, de manera que la conciencia no sería meramente ilusoria.

Finalmente, la segunda preocupación de Montenegro consiste en que la variabilidad de la conducta humana no sería apropiadamente explicada por los “enfoques reduccionistas”. Él asevera: “¿Se pueden explicar estas diferencias [las de la variabilidad de las conductas humanas] y estos cambios por las leyes de la física, la química, la biología o la genética? No creo, a no ser que neguemos que los humanos de todas partes de la Tierra tenemos un mismo equipamiento físico, biológico, mental, racional y moral, y que aceptemos, entonces, que unos están mejor dotados que otros. Así, los pueblos nórdicos serían científicamente superiores a los africanos y a muchos otros”.

Este planteamiento parece apresurado. Montenegro nos invita a pensar que la corrección de los “enfoques reduccionistas” depende de la aceptación de la siguiente inferencia: dado que los humanos no tenemos un mismo equipamiento físico, biológico mental, racional y moral, y unos están mejor dotados que otros, se sigue que habría comunidades científicamente superiores. Para empezar, tengo dudas sobre la supuesta incapacidad de los “enfoques reduccionistas” para explicar la variabilidad de la conducta. Pero quisiera enfatizar en lo siguiente: parece que no hay suficientes razones para pensar que la corrección de los “enfoques reduccionistas” dependa de aceptar la inferencia mencionada. En particular, de una comprensión apropiada de los “enfoques reduccionistas”, es decir, de los enfoques derivados de las ciencias naturales que contribuyen a explicar la conducta humana, no se sigue de manera obvia y no controvertida la “superioridad científica” que le preocupa a Montenegro. ¿De qué parte de una comprensión apropiada de estos enfoques podría derivarse razonablemente un compromiso con esa idea de superioridad? Para parafrasear a P. F. Strawson, me parece que el reduccionismo está, más bien, en el ojo del que interpreta estos enfoques como reduccionistas.

Diego Rodríguez Téllez

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Atenas(06773)18 de noviembre de 2020 - 01:45 p. m.
En tan confusta como difusa respuesta a lo q' Montenegro expuso, el comentarista igual no deja luces muy claras tampoco. Y en materia q' tamb. es tan compleja, el discernimiento y comportamiento humano, como lo es el deísmo o no, aún quedan demasiadas cortinas por descorrer. Mas, entretanto, al individuo sólo corresponde buscar luces pues de sombras sigue hecho. El punto es cómo y dónde.
Hugo(14000)18 de noviembre de 2020 - 01:10 p. m.
En este tema puede estarse desconociendo las posibilidades,a veces insospechadas,de la ciencia.Más,las del cerebro,que están lejos de culminarse."Creer"que la conducta(el gusto,el deseo,el poder hacer) obedezca leyes sobrenaturales u otras leyes o ninguna,distintas o por encima de las naturales,debe merecer siquiera la duda.Mientras tanto,muchos pueden tener otra visión más cómoda ¿según su fe?
-(-)18 de noviembre de 2020 - 12:47 p. m.
Este comentario fue borrado.
Gordo Villegas(22835)18 de noviembre de 2020 - 11:54 a. m.
Este, intentando aclarar, dejo más oscuro el tema. Escribió para iniciados y ni siquiera una cita nos dejo.
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