Hablemos claro

Llegó la hora

Iván Mejía Álvarez
19 de junio de 2018 - 02:00 a. m.

Y llegó la hora de salir a la cancha a demostrar que se puede repetir y superar la gran campaña de Brasil. Colombia inicia su andadura mundialista en Rusia con la perentoria obligación de no olvidar los principios básicos del equilibrio, clave para sacar un buen resultado. Si se mantiene el equilibrio, se conseguirá un equipo tan atento en defensa como proactivo en ataque.

Se entiende la mentalidad del hincha “clasiquero” que aparece por estos días y dicta tutoriales sobre cómo jugar, cómo pararse en la cancha. Están en todo su derecho, pero eso no significa que tengan la razón. El corazón es un peligroso analista, y cuando se acude a él en lugar de al raciocinio se montan premisas inadecuadas y peligrosas.

Pékerman acudirá una vez más a sus pretorianos, con los que ha logrado meterse en dos Mundiales, y eso puede significar que Cristian Zapata tenga un lugar en la defensa en vez de Yerry Mina, quien no ha podido reencontrar el nivel que tuvo en Palmeiras. El de Guachené tiene confusión mental sobre su estilo y todavía no asimila el fútbol de posición del Barça y perdió la identidad rechazadora que lo hizo triunfar.

Entre la claridad para salir y el buen acompañamiento de Matheus Uribe y el saber estar y acompañar de Abel Aguilar, el técnico argentino se decanta por este último, sabedor de que conoce la idea básica y le imprime el sello de tantos partidos en el campo como para entender lo que pretende el técnico.

Colombia debe creer en su 10, su luz y faro, James Rodríguez, y el de Cúcuta tiene que pedir la pelota y maniobrar, hacer que el juego gire a su alrededor, uniendo líneas, dando pases, como repartiendo caramelos. Si el fútbol fluye a su aire, Colombia tiene asegurado fútbol ofensivo y una buena cantidad de pases para Falcao.

Ganarle a Japón es una obligación para el inicio colombiano. Los nipones vienen de cambiar de técnico, con malos resultados preliminares, sin una hoja de ruta segura y están llenos de dudas en su plan de renovación. Muchos de los que estuvieron en Brasil figuran en el actual listado, pero ha cambiado la mentalidad y se espera un equipo defensivo. La generación de Honda-Kagawa-Okasaky-Nagatomo-Yagamuchi parece cosa del pasado, y los nuevos nombres no dan la talla.

Está de moda saberse inferior y meterse atrás. El Mundial ha demostrado que los chicos juegan a partir de la recuperación y la transición defensa-ataque. Japón no será la excepción, sabe que tiene menos juego que Colombia y lo puede contrarrestar a partir de quitarle la pelota y explotar los espacios.

Llegó la hora. A cosechar los primeros tres puntos, pero sin enloquecerse y guardando el equilibrio.

 

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