Lo mismo de hace cinco años

Eduardo Sarmiento
28 de julio de 2019 - 02:00 a. m.

En los últimos meses se advierte una fuerte injerencia de los organismos internacionales en la economía colombiana. El Fondo Monetario Internacional (FMI) insiste en proyecciones que no corresponden a la realidad. La economía colombiana se presenta como un caso especial.

La impresión en los foros nacionales, en los que participan los altos funcionarios de administraciones anteriores y en las publicaciones del FMI, es que la caída del crecimiento económico surgió súbitamente y se explica por fenómenos que se pueden resolver con medidas convencionales. Se da por cierto que el crecimiento económico se origina en el mercado y las interacciones internacionales.

Sin duda, la realidad del diagnóstico sobre la economía colombiana ha sido deformada por las proyecciones fallidas de los organismos internacionales y por su aceptación en los altos círculos de opinión y de acción. Se considera que la economía no crece por defectos menores que se corrigen solos. Se opera dentro del consenso de libro de texto de que la reactivación se logra con la baja de la tasa de interés y la reducción del déficit fiscal. Pero este expediente se aplicó en los últimos cinco años sin resultados tangibles. No evitó que la economía creciera sistemáticamente por debajo de 3 %, que la pobreza subiera y que el desempleo regresara a los dos dígitos. Mal puede decirse que las condiciones actuales son mejores que las de hace 5 años.

El crecimiento de la economía por debajo de su potencial se origina en serias fallas estructurales ocasionadas por las administraciones anteriores. La apertura económica y el TLC propiciaron una estructura que induce el aumento de las importaciones por encima de las exportaciones. En la actualidad el país experimenta un déficit en cuenta corriente de 4,5 % del PIB, uno de los más altos del mundo. Los bancos centrales independientes no tienen los medios para compensar los desajustes de la balanza de pagos. En consecuencia, las economías operan con exceso de ahorro que presiona el salario por debajo de la productividad. La desprotección industrial dejó al sector a la deriva y en total desventaja con el resto del mundo.

La síntesis adquiere visos dramáticos. Mientras el déficit en cuenta corriente esté en esos niveles, por simple aritmética el producto no puede crecer a las tendencias históricas. El crecimiento económico por debajo de la productividad del trabajo aumenta el desempleo que, a su turno, contrae la demanda global y de la industria. Se configura un círculo vicioso de bajo crecimiento, aumento del desempleo y estancamiento de la industria que se amplía y refuerza. El proceso bien puede extenderse e incluso agravarse y así atrasar el desarrollo económico.

La economía colombiana lleva cinco años con crecimiento de menos del 3 %, lo que incrementa el desempleo y la pobreza, y deteriora la distribución del ingreso. El comportamiento obedece al fracaso de la apertura comercial y los TLC, la ineficacia de la independencia del Banco de la República y el abandono de la industria. La resistencia a reconocer esta realidad llevaría a acentuar y extender los daños al próximo lustro.

Mientras exista el cuantioso déficit en cuenta corriente, no habrá un adecuado crecimiento; mientras no haya crecimiento, no habrá empleo; y mientras no haya empleo, no habrá demanda que sostenga el crecimiento y la industria. Se configura un círculo vicioso que puede perdurar años. No es posible obtener resultados distintos haciendo lo mismo. La solución es una gran reforma que modifique la estructura del comercio internacional, dictamine la coordinación del Banco de la República y la política fiscal, y avance en una audaz política industrial.

 

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