Lo que sí y lo que no

Esta pandemia sin precedentes ha sacado a relucir muchos temas relacionados con el comportamiento humano. Hoy hacemos cosas que nunca pensamos que pudiéramos realizar, pero a la vez dejamos de hacer muchas cosas que creíamos imposibles de descartar. 

Sin lugar a dudas lo más relevante del aprendizaje es el control. Entender que hay temas que no podemos manejar, de esto se trata nuestro nuevo panorama. Temas que se salen de nuestra capacidad y que se encuentran por encima de todos, de los más poderosos, de los más adinerados, de los más inteligentes, de los más exitosos, de los mas normales. Ante el virus todos somos iguales. Aprendemos cada día una lección humilde que nos enseña que la tranquilidad comienza cuando comprendemos que hay muchas cosas en la vida que no están bajo nuestro control. 

No podemos conducir las complejidades que trae este momento histórico y seguramente muchas de las que vendrán.

Pero también somos conscientes que hay temas que sí podemos controlar. El amor por lo que hacemos, por el trabajo, por las ideas, por la colaboración, por las personas, por la naturaleza, por la excelencia, por la familia y por el respeto. Muchos valores vuelven a resurgir y nos recuerdan la diferencia entre lo fundamental y lo no. Antes del coronavirus nuestra sociedad se desgastaba entre disputas y diferencias alrededor de tópicos que hoy vemos de manera irrelevante pasando a un tercer plano de importancia.

Cuando el agua se pone más clara nos permite concentrarnos en lo que podemos controlar y así empujar para rodearnos sólo de lo que sume a la esperanza.

Ese es nuestro aporte a la vida, a nuestra labor para enfrentar diariamente las dificultades y multiplicar exponencialmente la ilusión. Esta es la fuerza positiva que de manera colectiva y solidaria nos puede sacar adelante. Una oportunidad histórica que nos ayuda a replantear nortes y propósitos dándole valor a lo verdaderamente esencial y dejando a un lado lo no primordial. Lo simple y la sencillez vuelven a triunfar.Somos una generación que le tocó vivir las complejidades de la primera pandemia en tiempo real y sin duda será la generación que tendrá la opción de aprender, observar y escuchar para reconstruir una versión mejorada de la humanidad.

En nuestras manos queda la oportunidad de labrar el camino de un mejor futuro para todos.

Vamos por él.