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Lo que vi

Hernán Peláez Restrepo
27 de enero de 2009 - 02:10 a. m.

Observé los tres partidos de la selección de Colombia en el Sub 20 de Venezuela. Curiosamente no tengo idea clara sobre cómo quiere jugar, pues transitó en 270 minutos por diversas etapas.

A ratos bien, pero con tendencia siempre a perder el orden y extraviar las ideas para llegar al arco contrario. En su última salida contra Argentina, creó un espejismo común en el fútbol de todas las categorías. A los 23 minutos Marco Pérez, con buen olfato para el gol, puso un 2-0, pero como ocurre con frecuencia, la ventaja se desperdicia por momentos de desconcentración, como llaman los técnicos. La pareja de zagueros centrales se enredó de tal forma que permitieron el empate final, pues perdieron en el mano a mano con delanteros argentinos rápidos y de buen manejo de balón.

Quiero rescatar a unos jugadores: Alex Díaz, lateral izquierdo, así le dé por adornar innecesariamente la salida hacia adelante. Javier Reina, quien luce seguro de sí mismo e intenta ubicar pases a espacios vacíos para sus punteros. Adelante se destaca Marco Pérez, conocido por su trabajo en el Boyacá Chicó, mientras que el arquero Camilo Vargas parece ser con justicia el titular.

Son realmente pocos los valores individuales que, por supuesto, no alcanzan a transmitir un sello distintivo al grupo.

Están en deuda jugadores como Ibarbo, quien vive más en el suelo que perfilado para ofrecer juego. Nazarit, que no da pie con bola y su torpeza para moverse en el área obligará a los técnicos a buscar otro acompañante para Pérez. Sherman Cárdenas, excesivamente liviano y muy equivocado en la conducción de la pelota. Otro detalle de esta selección es que los cambios son previsibles: sale Reina y entra Cárdenas y termina con una población de jugadores de baja estatura y peso, contrastando abiertamente con la filosofía de Eduardo Lara, quien constantemente pregona la talla como condición esencial para jugar e integrar sus grupos.

No sé si perdieron puntos o ganaron uno, porque finalmente el segundo tiempo fue mejor manejado por los argentinos. Tampoco es hora de salir a pregonar que no supo Colombia cerrar el partido, porque la ventaja de dos goles en los primeros treinta minutos no indicaba planes para defender. Lo que falló fue el trabajo de Pertuz y Cuesta, quienes se equivocaron en las acciones de gol de Argentina y lucieron desordenados contagiando a sus compañeros.

 

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