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Lo que vi

Hernán Peláez Restrepo
11 de agosto de 2009 - 03:33 a. m.

Como casi siempre, pude ver tres juegos en esta quinta fecha: Santa Fe-Medellín, Nacional-Tolima y Cali-América. Ninguno de los tres me resultó un gran juego porque los equipos no alcanzaron una estatura digna de calificación, desde el punto de vista del espectáculo. Y como viene ocurriendo con cierta regularidad, la intensidad, la lucha y las constantes faltas para interrumpir juego se apreciaron a plenitud.

Pero lo mejor de todo no fue solamente el número de anotaciones, 25, sino que de ésas, hubo varios que me gustaron. Primero, por el atrevimiento de volantes a pegar en media distancia, sin vergüenza ni cosa parecida, y en definitiva porque goles, aparte de amores, a la postre alegran a los hinchas y desatan sus celebraciones en las tribunas.

Los golazos de Choronta Restrepo contra Santa Fe, pegando bien lejos del arco de Vargas; el tiro libre de Herman Córdoba, el primero del Huila; el bien colocado remate de Dairon Pérez, cada vez más cuajado como futbolista para armar juego, quien con sutil remate empezó a desequilibrar el clásico cafetero a favor del Once; la media vuelta de Dorlan Pavón; el remate espectacular de Bolívar del Tolima y ni hablar de la joya de Perlaza también a favor del vinotinto, así haya estado ligeramente adelantado Pezzuti.

A los anteriores, añadiría la maniobra bien ejecutada por Ómar Pérez en el empate transitorio del Santa Fe, como también el recurso de Giovanni Moreno, buscando sitio y ángulo para su primer gol, de los dos marcados con Nacional. Pero el mejor, colectivamente hablando, me pareció que fue el segundo del Once Caldas, donde cuatro jugadores blancos participan de la jugada para la ejecución de Henry Rojas. Esas anotaciones salvaron la tarde, por encima de los resultados, ya que la intención de quienes vemos fútbol, sin pasión ni tatuajes, es rescatar lo bueno, que siempre existe en este deporte, así a veces sea poco.

Ojalá esta intención se traslade a nuestra selección, donde muchas veces queremos llegar con el balón hasta la línea del arco, asunto válido y ópticamente digno de aplaudir, aunque no sobra intentar a distancia.

El comportamiento de quienes asistieron a los estadios fue bueno, justificando las medidas adoptadas por la Dimayor, y hasta ahora no se reportan incidentes fuera de los escenarios. Por algo se empieza y será cuestión de pensar mucho más cómo mejorar la presencia de hinchas, quienes en general se alejan por temor a desmanes y violencia. La educación se puede lograr, como lo hizo en su momento el alcalde Mockus con el uso del cinturón de seguridad.

Infaltables, eso sí, las equivocaciones de jugadores y árbitros en los partidos. Por ejemplo, el central Miguel Guevara se equivocó en materia grave, con un penalti inexistente a favor de Nacional y con la injusta segunda tarjeta amarilla para Baiano, que significó su expulsión en el Atanasio Girardot. En definitiva, no vi mucho juego de conjunto y los golazos me resultaron justificación para mantener el interés en nuestro campeonato.

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