Lo que vi

Muy triste resultó el espectáculo del clásico Millonarios-Santa Fe. Triste en el campo, donde dos equipos muy previsibles en su juego, donde faltó la chispa del artista y acusaron falta de talento. Pero más triste aún lo que ocurrió con las sillas plásticas de la gradería sur. porque además se está volviendo un ejercicio repetido y vandálico, sin que las autoridades, empezando por el alcalde Moreno, entren a tomar decisiones serias.

Subir el precio de la boletería me parece una solución facilista. Copiar aquello de los gases lacrimógenos o los chorros a presión de agua, es mirar hacia el sur del continente y nada más. Se hace al costo que sea, diseñar un plan de carnetizar las barras, cuyos jefes dan la cara y deben suministrar las listas de sus componentes para evitar colados dentro de ellas mismas. Trabajar con cámaras de seguridad, aunque sé que algunas existen, para identificar a los autores de los actos. Exigir a la Policía requisas más rigurosas y llegar algún día a tener el comportamiento de los hinchas ingleses, así en su campeonato sean mansas palomas de Dios y en Europa Continental desaforados seguidores.

Vi cómo dos equipos, otrora llenos de fútbol y buenos jugadores, deambulan por el campeonato. Ni Nacional y menos el Cali atienden sus compromisos históricos. Es increíble que en el Cali, por ejemplo, un volante pegador como Bréiner Belalcázar ingrese y a los dos minutos ya tenga tarjeta amarilla. Nacional, con delanteros pero sin gol. En cambio, América, Júnior y Santa Fe, mejoran sensiblemente. Vi el golazo de Adrián Ramos y sentí preocupación por la escasa respuesta del público en ciudades como Ibagué, donde el Tolima se sostiene en el primer puesto. ¿Será por la violencia? Si no es por ella, al menos le cabe alta cuota de responsabilidad.

Pero como ocurre con frecuencia en nuestro fútbol, es hora de comenzar a pensar en los juegos ante Paraguay y Brasil. Si Eduardo Lara es coherente con sus pensamientos y estilos de trabajo, la base será la que mas conoce él, pues viene acompañando procesos en sub 17 y sub 20 y los jugadores que ya trabajaron con él, reconocen más allá de sus conocimientos y consejos tácticos-estratégicos, su acercamiento más a la persona que al jugador. Ojalá sea un buen punto de partida para intentar enderezar el camino que ya es culebrero.