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Lo que vi

Hernán Peláez Restrepo
13 de octubre de 2008 - 10:06 p. m.

Comprobé la capacidad goleadora de Joaquín Botero en la altura de Bolivia. En su hábitat, el centro delantero es demoledor, advirtiendo que no pudo probar esa condición ni en San Lorenzo de Almagro y un poco más en México. Vi la manera como Robinho mezcla alegría, diversión para jugar y gol.

Vi cómo dos arqueros resultaron culpables en alto grado en las derrotas de Chile y Colombia. Agustín Julio cometió grave pecado al pensar más en el centro al área, que en cubrir el poste izquierdo más próximo a la zona derecha por donde transitaba Salvador Cabañas, y Claudio Bravo calculó mal el sitio para cortar el centro que derivó en el gol de Cristian Benítez, quien, a propósito, lució como el delantero más impetuoso y atrevido de la fecha.

Vi la agresividad de Uruguay, que dedicó gran parte del partido con Argentina a pegar sin consideración ni respeto, ante la mirada permisiva del juez paraguayo Torres. Los uruguayos volvieron a confundir la garra, el entusiasmo para jugar con la deslealtad, sin que hubiese un solo expulsado.

Y vi a Colombia con una mejor disposición, más comprometido para intentar buscar el gol, que definitivamente para nosotros es un karma. Sólo Wason Rentería tuvo el atrevimiento necesario para ir a asustar a Justo Villar. Sin embargo, nada cambió en el asunto de los laterales, respecto al equipo que enviaba Pinto al campo. Armero, con todas sus limitaciones conocidas, mal cálculo para levantar centros y poca zagacidad para marcar, estuvo inclusive lejos de su propio nivel en América. Zúñiga en lo mismo, amague, enganche y cuando pareciera que va a prosperar lo desarman. Y ni hablar de Giovanni Hernández, de quien pensé superaría lo que venía haciendo, porque ya no tenía la sombra de Macnelly Torres. Comenzó dando muestras de querer ordenar, orientar. Terminó a 15 minutos de comenzar el partido ya confundido y sin cómo poder pasar a zonas cercanas a Montero y Wason. Vi y me gustó el aporte de Yepes, Rentería y pare de contar.

Vi también a Paraguay justificando plenamente su momento en puntos y la cercanía para clasificar. Grupo de jugadores serios, grandes, modestos, de bajo perfil si se quiere, aunque saben a conciencia lo que hacen. Después del regalo de Julio decidieron y era lógico, esperar, atrincherarse en sus líneas defensivas y regalar la pelota y el campo a Colombia, a sabiendas que ningún riesgo correrían.

 

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