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Los 416: se adoptan muertos

Yolanda Ruiz
25 de febrero de 2021 - 03:00 a. m.

En Puerto Berrío, Antioquia, hay familias que adoptan muertos NN. Les ponen nombre, les llevan flores, les rezan... porque este también es un país de muertos sin dolientes y dolientes sin muerto. Algunos de quienes adoptan el muerto desconocido forman parte de los miles de familias que buscan a los suyos de tumba en tumba porque un día los perdieron en el limbo de “los desaparecidos”. Otros que no han perdido a nadie adoptan un muerto porque dicen que los NN hacen milagros. Como en este conflicto nunca acabamos de conocer ni de entender, siempre hay hechos que abren capítulos nuevos de esta tragedia colectiva en la que vamos todos y que a veces se tiñe de realismo mágico.

Los 6.402 muertos de los falsos positivos reportados por la JEP no nos han dado tiempo de hablar mucho de los 416 cuerpos que se contabilizaron en el cementerio La Dolorosa, en Puerto Berrío, y que pueden ser parte de esa larga lista de desaparecidos de la guerra. Es apenas obvio que los 6.402 nos tengan impactados no sólo por la cifra que supera los cálculos hechos, sino porque esos asesinatos constituyen un delito atroz que merece verdad total y justicia. Seguiremos hablando de ellos y de otros, pero creo que el cementerio en donde cientos de víctimas desconocidas se encontraron para compartir la muerte amerita unas líneas, aunque sea para honrar la memoria de esos sin nombre que no acaban de descansar porque tienen historias pendientes por contar. Pido entonces no olvidar a los 416 porque esta guerra nuestra es una constante pelea contra el olvido. Pelea perdida que seguimos dando porque tenemos la sensación de que si miramos el pasado de frente y lo entendemos, de pronto podemos conjurar la condena de “la llorona” que mata a sus hijos y después los llora.

Cuando la muerte violenta se ha hecho tan cotidiana y forma parte del día a día, deja de impactar porque no hay otra manera de seguir viviendo. Por eso es bueno parar y mirar hacia las tumbas sin nombre. Hablamos del Magdalena Medio antioqueño, territorio de guerra y de atrocidades cometidas por unos y otros. Durante años por el río Grande bajaban cuerpos desconocidos y en Puerto Berrío se acostumbraron a rescatarlos y enterrarlos. Así fue como el pabellón de NN en el cementerio se fue creciendo con los cadáveres que llegaban de muchas partes. Ahora, cuando la Unidad de Búsqueda de Desaparecidos intenta reconstruir historias y familias, comenzará el lento proceso de identificación. Para muchas familias poder enterrar a un ser querido con la certeza de saberlo muerto es un alivio ante la incertidumbre después de años de perseguir fantasmas. No hay peor duelo que aquel en el que no hay cuerpo para enterrar.

En Puerto Berrío hay un aviso de la Fiscalía pintado sobre una pared blanca en un costado del cementerio: “Favor no borrar, pintar o cambiar los datos de los NN”. Y es que las familias adoptivas del muerto desconocido deciden pintar y poner bonita la tumba y eso borra las huellas y las pistas del origen del difunto. El trabajo será mayor si se quiere saber quién era quién. Hay otra pared que tiene sobre fondo amarillo los nombres y fechas de otros muertos porque, además de los NN, también reposan en el cementerio de La Dolorosa cientos de víctimas de todas las violencias. Dice la gente que las familias de ellos tuvieron la suerte de saber dónde quedaron y cómo los mataron. No perderse en la niebla es una suerte y saber dónde reposa el muerto es un privilegio.

De tanto en tanto esta guerra nos sorprende. Los 6.402 de los falsos positivos y los NN adoptados que hacen milagros nos hacen mirar otra vez de frente a la muerte y sus secuaces que parecen no cansarse de pasear por los rincones de este país. Tal vez nunca acabemos de llorar a nuestros muertos. Mientras escribo esta columna se suman 11 más en Nariño y dos en Riosucio, Chocó. Seguimos el conteo.

 

CEHJ(93960)25 de febrero de 2021 - 07:47 p. m.
Es lamentable que la muerte se volvió cotidiana en este país, donde se privilegia la información de la violencia en una marcha, que el porqué de la manifestación, la cual era por eso "por las ejecuciones extrajudiciales". No vemos a las víctimas, no tienen rostros, son solo números, y por esos son los que se dan golpes de pecho las instituciones en el país "no coinciden las cifras"
Alberto(3788)25 de febrero de 2021 - 07:12 p. m.
Muy buena.
Contumaz Apostata de la Dextrocardia(likt7)26 de febrero de 2021 - 12:01 a. m.
A propósito de LA LLORONA...no sé pierdan la película, recreada en Guatemala pero pareciera cualquier lugar de falsos positivos de Colombia y su megalomano de turno.
Flor(3922)25 de febrero de 2021 - 09:10 p. m.
Excelente y dolorosa columna de la ilustre periodista Yolanda Ruiz. Cómo quisiéramos que fuera sólo ficción de Realismo mágico; pero, por desgracia, es realismo trágico que no da tregua en Colombia.Y el presidente Duque pidiendo a la ONU que investigue la violación de DDHH en Venezuela! Qué ironía!
Adrianus(87145)25 de febrero de 2021 - 05:35 p. m.
Seguiremos escuchando y leyendo, lamentablemente, que cada día hay más asesinados en este país que se acostumbró a los arroyos de sangre. Esa ha sido nuestra historia y lo que un presidente trató de parar y sanear, no le gustó a su sucesor quien mira para otro lado, pues esos muertos, asesinados así, son cosa familiar para su jefe AUV a quien le interesa que la sangre siga fluyendo. Que vil.
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