Los atracos en Transmilenio

Óscar Sevillano
30 de agosto de 2018 - 02:00 a. m.

Desde el momento en que Transmilenio entró en operación en la ciudad de Bogotá, se advirtió a la Administración Distrital de aquel entonces (Enrique Peñalosa) que debía implementar un sistema de seguridad y monitoreo fuerte y robusto, que evitara que la inseguridad que para aquellos tiempos hacía presencia en los buses, busetas y colectivos tradicionales se trasladara a los articulados.

Como era de esperarse, las alertas ciudadanas no fueron escuchadas ni por la primera administración de Peñalosa, ni por las siguientes (Mockus, Garzón, Samuel Moreno y Gustavo Petro), y hoy tenemos a los factores de inseguridad que a diario hacían de los suyas en el transporte tradicional enquistados en el Transmilenio, causando el desespero de los bogotanos que deben utilizarlo para trasladarse de un lugar a otro al interior de la capital del país.

Hoy la Alcaldía de Bogotá, en cabeza de Enrique Peñalosa, debe enfrentar los problemas que se han generado por no haber escuchado a tiempo las advertencias que se hicieron, y no solo vemos las quejas de miles de ciudadanos de haber sido víctimas de atracos al interior del sistema bajo la modalidad del cosquilleo, sino además las denuncias en medios de comunicación de robos de manera masiva en los articulados.

Los típicos anuncios que a diario hace el secretario de Seguridad de Bogotá, de que muy pronto entrarán determinado número de policías que vigilarán las estaciones y harán presencia en los articulados, son difíciles de creer, porque esta respuesta se ha utilizado constantemente por las diferentes administraciones, sin que hasta el momento se vean ni los efectivos ni los resultados, y sí en cambio nos encontramos con bachilleres auxiliares, que no están capacitados para enfrentar situaciones de alto riesgo, no sé si con la idea de crear espejismos para disimular la incapacidad para hacerle frente a este problema.

Ni siquiera es posible creer que el problema se ahuyentará con la instalación de cámaras de seguridad, porque esta herramienta es limitada para identificar al ladrón que hará uso de cualquier artimaña para robar celulares y billeteras en medio del tumulto.

Mientras la Administración Distrital no organice mejor el acceso de los usuarios al sistema Transmilenio y no articule programas de educación, prevención y cultura ciudadana a mediano y largo plazo, en coordinación con la Secretaría de Gobierno, la Secretaría de Seguridad, la Dirección de Acción de Comunal del Distrito, en donde participen además la Policía Nacional, la empresa privada y la sociedad civil, vamos a continuar en esta carrera donde el único ganador es la delincuencia y el crimen organizado que hace presencia en Bogotá, donde en la mayoría de casos existe un común denominador: las drogas ilegales que en la capital del país se venden en grandes cantidades de dosis mínima. Sustancia que no se fabrica y tampoco se cultiva en la ciudad.

¿Cómo llega esa droga a Bogotá?, ¿de dónde llega?, ¿quién la trae? Estas y otras son las preguntas que ni la Alcaldía Mayor de Bogotá, ni la Fiscalía General de la Nación han querido responder, pero eso es tema de otro debate.

Por ahora la Administración de Enrique Peñalosa tiene un reto bastante grande y es la de expulsar los hurtos que se han tomado al sistema Transmilenio, que por no haber escuchado a tiempo las advertencias hoy se han convertido en una de las grandes preocupaciones de los bogotanos, quienes no salen de sus casas por las mañanas pensando en que los pueden asesinar, sino en que los pueden robar.

@sevillanojarami

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