Comunidad y desarrollo

¡Los héroes también lloran!

Uriel Ortiz Soto
23 de enero de 2019 - 05:00 a. m.

Esperamos que Cuba y los países garantes, con los negociadores del ELN, a la cabeza, acepten que el terrorismo no es sujeto de protocolos, que dichos actos como el ocurrido el día jueves en la Escuela de la Policía, son delitos de lesa humanidad, que se salen de los cuses normales de la guerra librada entre las partes.

Por lo tanto, esperamos confiados en que cuba haciendo honor de su compromiso de País facilitador, entregue sin más dilaciones a los 10 narcoterroristas solicitados por el gobierno de Colombia y con aceptación de la comunidad internacional.

Tras el reconocimiento del ELN, de ser los autores del atentado a las instalaciones de la Escuela de Policía General Santander, los colombianos de bien, esperamos confiados se aplique verdadera y pronta justica para estos criminales; una cosa es el acuerdo de paz por la cual hay que seguir luchando por los caminos expeditos, sin engaños, ni mentiras; y otra los crímenes atroces cometidos sin que medien circunstancias de modo tiempo y lugar.   

El acto demencial y de barbarie cometido por el ELN, contra la emblemática institución educativa, Francisco de Paula Santander, donde murieron 20 cadetes, fue el motivo para que los colombianos atendieran el llamado de su presidente Iván Duque y del alcalde mayor, Enrique Peñalosa.

La marcha del domingo pasado, unió a los colombianos para luchar contra el terrorismo; todos los grupos cívico/políticos, se dieron cita en el parque nacional para iniciar la marcha por toda la carrera sétima hasta la plaza de Bolívar.

Fue un acto realmente emocionante y conmovedor, los partidos políticos de todas las vertientes, con el presidente Duque a la cabeza, se unieron en un solo grito: castigo para los responsables, no al terrorismo y todos queremos la paz.

Causó emoción y profundo sentimiento, ver cómo los agentes de la policía apostados para guardar el orden de la marcha contra el terrorismo, se confundieron en abrazos y muchos de ellos estallaron en llanto, al ver la solidaridad de los marchantes, que reconocen en la institución policial a un organismo que en sus más de 128 años de existencia, ha defendido con honor y pulcritud las instituciones democráticas de nuestro Estado de Derecho y salvaguardado la vida, honra y bienes de sus habitantes.

La alocución del presidente Duque el viernes en la noche, es la consecuencia del ejercicio de autoridad, que corresponde a cualquier mandatario elegido democráticamente; el País entero así lo estaba esperando y así mismo la comunidad internacional.

Mal podríamos aceptar qué hechos de tal magnitud, como el ocurrido en la Escuela de Policía General Santander, donde hasta la fecha han fallecido 20 cadetes, fuera a pasar desapercibido, es algo que nos duele en el alma y deja en nuestra conciencia la certeza de que hay que luchar denodadamente contra los violentos.  

Los caminos para llegar a una paz sincera y verdadera, deben estar libres de obstáculos, trapisondas, de engaños y de mentiras; pretender hacerla en medio de la guerra y el terrorismo, es simple y llanamente atizar la hoguera para acrecentar odios y resentimientos.

Considero que la posición del presidente Duque, respeto a suspender los diálogos de paz y el levantamiento de la suspensión de las órdenes de captura contra los directivos del ELN, es apenas de simple lógica y razón en pleno ejercicio de su autoridad, decisión que tiene el respaldo de la mayoría de los colombianos y la comunidad internacional.

No cabe en la mente de ciertos personajes de la vida nacional, insistan en que no se levante de la mesa la negociación que mediáticamente viene adelantando el gobierno con el grupo terrorista del ELN; a través de todos estos diálogos que ya se hay tornado tediosos e impacientes, - puesto que no se ve ningún avance-, el ELN, ha cometido una serie de atropellos contra la sociedad civil, que llegó el momento de ponerles el tactiquito y decirles basta ya, no queremos más engaños ni mentiras.

La posición en el mismo sentido del partido político de las Farc, nos parece también equivocada y nos están dando a entender qué en la conciencia de dicha organización, se esconde una reserva de prevenciones, odios y rencores, que en cualquier momento pueden sacarlas a relucir.

Los caminos para llegar a la paz, así tengamos que afrontar dificultades y sacrificios de tipo social y económico, deben estar desminados, como lo están haciendo en buena cantidad de municipios donde las Farc como grupo guerrillero sembró minas antipersonas y que hoy en día se están desatibando.

Total, pensemos en la paz y desminemos los caminos para llegar a ella, con bases de entendimiento, sinceridad y buenas prácticas de amor por Colombia.

urielos@telmex.net.co  

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