Los nuevos ciudadanos

Cristo García Tapia
31 de mayo de 2018 - 02:00 a. m.

En tanto en el cuartel general de Vargas Lleras en la capital de la costa Atlántica, región sita en el norte de Colombia, a las 11 de la mañana del domingo 27 de mayo, sus máximos comandantes arriaban las banderas de su candidato y entregaban sus huestes al que dijo Uribe, más de nueve millones de nuevos ciudadanos colombianos alzaban triunfantes la enseña de su libertad de pensamiento, autonomía política e independencia del clientelismo, que a lo largo de décadas los mantuvo atados y sometidos a la servidumbre de una casta política rediviva en los esteros de la corrupción.

Porque eso, el despertar de la conciencia de millones de colombianos por un nuevo país, es la lectura que tenemos y debemos hacer, aprender, repetir y poner en práctica, a partir de este hito de nuestra democracia que es la contundente votación que esos millones de colombianos de todas las condiciones, clases y procedencia depositaron por Gustavo Petro Urrego.

Por el portaestandarte de la nueva nación que demandamos y bajo su dirección y liderazgo construiremos, ¡todos!, sobre los cimientos de una política libre de corrupción; de una educación pública universal, gratuita y de calidad; de una economía productiva para la vida; de una salud para la vida, no para el negocio; de una justicia independiente y libre de presiones políticas.

De un país diverso y multicolor que supera la discriminación, construye equidad, pluralidad e inclusión. De un país que, por vez primera en 200 años, abrirá las puertas a la convivencia incluyente y pluralista.

A la consolidación efectiva de una Era de Paz sin desigualdad; de consensos y acuerdos sobre los principios y políticas que deben orientar la construcción de esta Colombia productiva, competitiva y generadora de riquezas a partir del trabajo de todos los colombianos; de una economía diversificada en la dirección de la producción de bienes de capital…

Ese gran salto cualitativo que ha propiciado Gustavo Petro al interior de nuestra democracia constituye un hecho histórico jamás alcanzado en el devenir de la sociedad colombiana: devolverle a una vasta mayoría de sus compatriotas la libertad, la autonomía y el derecho ciudadano de ejercer su opción política e ideológica en el escenario de una elección, como jamás había ocurrido, marcada por los intereses reñidos de las castas que a lo largo de 200 años han detentado el poder público bajo el manto protector de la corrupción, las empresas electorales familiares y el latrocinio de los dineros y presupuestos públicos. 

Por tal, Sergio Fajardo, Antanas Mockus, De la Calle, con su significativo aporte a ese gran salto cualitativo de alumbrar una nueva conciencia de la nación en paz, incluyente, productiva y equitativa, que hay que forjar para todos los colombianos de todas las clases, tienen el imperativo histórico de sumar al de Petro su indispensable apoyo y el de sus valerosos seguidores, para alcanzar en unidad el triunfo de la Colombia en paz que han soñado.

Que hemos soñado todos los colombianos. Que viene a nuestro encuentro.

Post Scriptum: Sus contradictores políticos le “cobran”, en medios locales y redes, al gobernador de Sucre, Édgar Martínez Romero, vargasllerista siempre, antes y después, de las elecciones del 27 de mayo, un irreal, impensable apoyo suyo, “burocrático y económico, a favor de Gustavo Petro, gracias a un amigo en común, Cristo García Tapia”.

Si tal hubiese ocurrido, “arrancar” un apoyo como y con el que, a mis costas, justifican los dueños de su candidatura en Sucre el suyo negado a Vargas Lleras, ni siquiera alcanzo a imaginar el honor que me habría reservado la Política.

* Poeta.

@CristoGarciaTap

 

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