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Los nuevos propulsores económicos

Felipe Jánica
06 de julio de 2020 - 05:00 a. m.

Cuando se habla de la dinámica de la economía hablamos de la dinámica del consumo. Como lo había mencionado en columnas pasadas, la economía depende del comportamiento social. Cuanta más gente tenga un país, más posibilidades tiene de crecimiento económico. Ahora bien, si la gente no tiene comportamientos orientados al consumo, seguramente se limitará el crecimiento económico de un país. Con la limitada locomoción por cuenta de la pandemia, quien termina también pagando los platos rotos es la economía. Esto ocurre por cuenta del limitado desarrollo de la economía digital o del comercio electrónico, tanto para consumidores como para productores. Así las cosas, es momento de pensar en que uno de los principales propulsores es la economía digital. El otro propulsor debería ser la formalización económica de quienes andan por fuera de las reglas.

En efecto, cuanto más se mueva el consumo, más y mejores resultados económicos tendremos. Lo cierto del caso es que en la medida que se dinamice demasiado y no se controle, los efectos secundarios estarán a la orden del día. La inflación, por ejemplo, que seguirá siendo el impuesto más caro de los ciudadanos, será la principal consecuencia de un consumo desbordado, siempre y cuando haya liquidez en el mercado. Finalmente hemos visto que el administrador de la política monetaria colombiana (Banco de la República – banco central colombiano) se ha movido en esa dirección, pues ha disminuido la tasa de interés interbancario para facilitar el consumo. En eso estoy de acuerdo con ello. Pero parte de la tarea por hacer en materia de política monetaria tendrá que ver con la tasa de desempleo. Dicho sea de paso, esta tasa de desempleo tendrá que monitorearse cercanamente con los posibles efectos que conlleve una posible inflación, si es que la liquidez nos conduce a ello. Para eso hay mecanismos de control con la NAIRU (tasa de desempleo no aceleradora de inflación, por sus siglas en inglés). Ojo con eso.

Un asunto importante también para promover es una reforma estructural en la que se ponga en cintura a la economía informal. Hay un importante grupo de no pagadores de impuesto por cuenta de la informalidad. En Colombia, según cifras de la OIT, más del 65% de la economía es informal. Con esto y con la dependencia del recaudo de impuestos, que podría ser del 15% del PIB, tenemos un hueco fiscal importante por cubrir. Así las cosas, podría haber una ventana circunstancial para acelerar la formalidad: el COVID-19. Si en efecto se logra censar la economía informal con los subsidios provistos por esta emergencia económica, seguramente el Estado tendrá una oportunidad de oro para disminuir su hueco fiscal.

Con esto, lo que quiero resaltar es que la economía latinoamericana y por supuesto la colombiana necesitan un propulsor diferente. Seguir dependiendo del pago de impuestos de los ciudadanos, de la informalidad de la economía y de modelos de negocios que necesitan de la locomoción física nos llevará a un estado de predictibilidad nefasto de corto plazo. Así las cosas, es necesario que tengamos modelos de negocio sostenibles, que tengan poca o mínima dependencia de factores externos y que se orienten a la nueva normalidad: la economía digital.

Buscar y facilitar la inversión en emprendimiento corporativo basado en digitalización debe ser primordial. Facilitar la inversión en este campo es labor del Gobierno. Cuantas más y mejores inversiones hagan las empresas privadas en nuevas ideas de negocio o la mejora de sus actividades, deberán ser refrendadas por el Estado.

@JnicaV

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