Los ricos tienen miedo

Daniel Pacheco
12 de noviembre de 2019 - 06:00 a. m.

Privilegios firmes y seguridades sólidas se derriten frente a las imágenes de televisión de Santiago y Valparaíso, de Quito y La Paz. Todas esas turbulencias, con orígenes distintos, parecen evocar un miedo común que toca en la puerta también en Colombia. El paro nacional de los próximos días se acerca como la gran fecha de la incertidumbre. Aquí no hubo desmonte del subsidio a la gasolina, mandato del FMI, ni aumento en la tarifa del metro. Aquí hay apenas propuestas vagas de reformas laborales y pensionales, globos al aire de los gremios, un gobierno débil de derecha y una oposición social y política organizada alrededor de la inconformidad.

Hace poco, en una comida con mesero y vino en decantador, escuché a un empresario joven, medio en chiste medio en serio, diciendo que el día del paro “mi chino no va al colegio, nos vamos a encerrar en el apartamento con todo el jamón serrano y toda el agua de sábila de Carulla”. Por los chats circula un video de dudosa procedencia con un encapuchado advirtiendo que “por el paquetazo de Duque” el día del paro “vamos a atacar a la fuerza pública como nunca se ha visto antes (...) debemos prepararnos para pararnos como hicieron en Chile y en Ecuador”. En los círculos empresariales se rascan la cabeza por el inconformismo mientras se repiten el mantra de la negación: hemos triplicado el PIB per cápita y reducido a la mitad la pobreza en los últimos 20 años. Este paro no es como los anteriores.

Para quienes no quieren escuchar, para quienes quieren una solución fácil al miedo, el Centro Democrático ya tiene respuesta: “El paro (...) hace parte de la estrategia del Foro de Sao Paulo que intenta desestabilizar a las democracias de América Latina, (...) pedimos a las autoridades competentes la judicialización de los incitadores a la violencia”, dicen en un comunicado que fue leído en público por Uribe. Ver al partido de gobierno apelando a teorías de la conspiración de ultraderecha que han envejecido mal desde la Guerra Fría tiene algo de cómico. Confirma que Duque no es el único desconectado. Desnuda una gran inseguridad, una vulnerabilidad tierna en el uribismo. No tardará en ser Maduro el determinador del paro, así esté en sus últimas horas.

Lo cómico hoy puede volverse peligroso el 21 de noviembre. No solo porque es la mejor manera de seguir como si no esté pasando nada, de ignorar las señales del gran malestar, sino porque podría envalentonar a los elementos más violentos de esta sociedad, adentro y afuera de la Fuerza Pública. Si en Colombia las protestas sociales están ya prendidas sin chispa, solo falta que haya excesos del Esmad para agregar gasolina.

Los ricos tienen miedo y eso no está mal. Es un elemento igualador con gran parte de la población colombiana que tiene que vivir todo el tiempo tramitando distintos miedos. Miedo por la inseguridad que afecta más a los pobres. Miedo de que la plata no alcance; más del 60 % de los colombianos gana un salario mínimo o menos. Miedo de perder lo poco que se ha ganado; el 40 % de los colombianos pertenece a la clase llamada “vulnerable”, por encima de la pobreza, pero con riesgo de volver a caer en ella si alguien en el hogar pierde el trabajo, y en el último año se han perdido medio millón. Miedo y rabia; el 10 % de los más ricos tiene el 40 % de los ingresos totales del país, mientras el 30 % más pobre tiene menos del 8 %.

Los ricos tienen miedo, y eso al menos hace que tengan algo en común con el resto de los colombianos.

@danielpacheco

 

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