Los votos cristianos

La justificada renuncia de Viviane Morales a la candidatura presidencial privó el debate electoral de una figura que le habría aportado mucho a la contienda política en materia de propuestas y visiones distintas del panorama social de nuestro país.

No en vano y en el poco tiempo que estuvo exponiendo sus ideas logró casi que igualar al candidato del liberalismo, partido que fue durante décadas el rey del gallinero y que hoy habría sido alcanzado por esta representante de uno de los grupos cristianos que ya se están convirtiendo en una nueva fuerza política que jugará, y duro, en los comicios políticos venideros.

Los argumentos esgrimidos por Viviane tuvieron que ver con el palo en la rueda que sus mismos copartidarios les pusieron a sus válidas aspiraciones presidenciales y le hicieron el fo desconociéndola, logrando que ni se le tuviera en cuenta y se le tratara como una candidata de tercera o de cuarta o de quinta.

Que hubo discriminación con ella, es innegable. Que no se le dieron los espacios a que tenía derecho, indudable. Que de manera premeditada se le irrespetó su derecho democrático, indiscutible. Sin embargo, Viviane, con su nadadito de perro y por sus propios medios, comenzó a aparecer en las esquivas encuestas, llegando hasta donde llegó.

Pero no pudo más y en un acto de valor y de responsabilidad declinó su aspiración, siendo hoy y en estos momentos una importante y hasta decisoria invitada a acompañar a Iván Duque, con quien le unen unas coincidencias filosóficas que ningún otro candidato puede ofrecerle.

No sería raro, pues, que hoy, luego del desayuno programado con el Centro Democrático, la Morales, los cristianos y el movimiento Colombia Justa Libres decidan apoyar a Duque aportándole más de un millón de votos, sufragios que podrían definir el ganador en la primera o, si es el caso, en la segunda vuelta presidencial.