Mafias de corrupción y curules afros

Los  afrodescendientes en Colombia tenemos un reto bastante fuerte el próximo domingo 11 de marzo, cuando Colombia elija un nuevo Congreso de la República: elegir, entre los más de 200 candidatos a ocupar las dos curules para negritudes en la Cámara de Representantes, a las mejores opciones que se tengan para que nos representen en el Legislativo.

No es fácil la tarea si se tiene en cuenta el amplio número de aspirantes para únicamente dos curules, hecho que demuestra que al interior de la comunidad existe una profunda dispersión, que es lo que ha permitido que estos escaños de representación étnica los capturen las mafias de la corrupción representadas en Yahir Acuña y Juan Carlos Martínez, quienes tienen sus candidatos para nuevamente tomárselos en cuerpo ajeno.

Este riesgo nos genera a los afrocolombianos el reto de demostrarle al país entero que entre nosotros existe gente decente, con la suficiente ética y rectitud para ejercer una excelente labor de representación de nuestros intereses en el Legislativo durante los próximos cuatro años, en donde se definirá el rumbo que tomará Colombia en temas como tierras y agro, que son de vital importancia para la comunidad en los territorios.

Lo ideal es que los aspirantes que se elijan conozcan la situación que se vive en municipios y veredas de mayorías afros, y que junto a sus pobladores hayan luchado por solucionar los problemas de pobreza, abandono estatal, contaminación y deforestación por la minería ilegal, desplazamiento forzoso por acción de grupos armados ilegales, etc. En pocas palabras, que sean personas que sientan el mismo deseo que tienen los colombianos de su propia etnia por defender no solos vidas, sino además sus territorios.

Ojalá la comunidad afrodescendiente escuche los llamados que se hacen para que la representación de sus intereses no quede en manos de personas que son apoyadas por grupos políticos, que más que eso son verdaderas asociaciones para delinquir como los Sánchez Montes de Oca, Juan Carlos Martínez o Yahir Acuña, que en últimas son quienes se han encargado de convertir las curules para negritudes en una especie de silla contaminada por los males de la política, aprovechándose de la evidente dispersión y división que existe en nuestra etnia.

No sé de dónde salió tanto candidato para únicamente dos curules. Situaciones como estas son las que les han facilitado el camino a los candidatos apoyados por personajes como Yahir Acuña y Juan Carlos Martínez, que son una vergüenza para la comunidad afrodescendiente. No es posible que en nombre de una mayoría de personas de bien accedan a ocupar una silla quienes representan los peores males de la política en Colombia.

Tampoco me explico la razón para convertir la figura de los consejos comunitarios en los territorios, por medio de los cuales se puede aspirar a la curul afrodescendiente, en una especie de fábrica de avales a través de los cuales se validan candidaturas de 200 personas, algunas de ellas con residencia en Bogotá.

A esta desafortunada situación se le debe poner fin, y este es el momento para decirles a las mafias de la corrupción —que según información divulgada por la Fundación Paz & Reconciliación, el diario El Espectador y la Silla Vacía representan los señores Daniel Garcés Carabalí y William Rodríguez Cabal, candidatos de Juan Carlos Martínez, y Magdalena González, candidata de Yahir Acuña— que dentro de la etnia hay personas que cuentan con las cualidades que a ellos les faltan y que pueden hacer un mejor trabajo, sin prestarse a intereses oscuros.

Somos nosotros los mismos afrodescendientes quienes debemos expulsar a las mafias de la corrupción que se tomaron nuestras dos únicas curules en la Cámara de Representantes, y para eso existen aspirantes sanos. Francia Márquez Mina es una de esas personas que   aspiran con la idea de ejecutar una tarea loable y transparente, lo que demuestra que en la comunidad hay quienes tienen las manos limpias.

No lo pensemos tanto, porque quien mucho escoge, con lo peor se queda.

@sevillanojarami