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¿Mala-ventura?

Mario Fernando Prado
15 de mayo de 2008 - 01:22 a. m.

DUELE QUE LE HAYAMOS COLGAdo esa chapa de la desventura y todo por culpa de los medios que jamás han destacado con el mismo ahínco lo positivo que sucede en este atribulado puerto del Pacífico.

Colombia cuando piensa en mala, diré, en Buenaventura, se imagina un gheto hediondo y corrompido, nido de ratas y forajidos que se debate entre la más vergonzosa miseria y la más sibarita opulencia: Mientras que aquellos se mueren de hambre y viven peor que los animales, estos llenan sus buches y sus bolsillos sin importarles que no puede haber empresas sanas en una comunidad enferma.

El país mediático no valora las obras y adelantos del “bello puerto del mar” y por el contrario, siempre le coloca un manto de duda a los esfuerzos por su desarrollo. Y hasta tiene razón porque el olor a aserrín es lo único que disipa la fetidez de muchos de sus barrios o mejor asentamientos carentes de alcantarillado, luz y agua.

Cual barril sin fondo, gobiernos tras gobiernos le han metido billete a la lata. Buena parte o se lo agicean o lo reparten entre contratistas expureos que dejan todo a medio a hacer.

No hay funcionario oficial que no tenga un pie en la cárcel porque para nadie es un secreto el grotesco contubernio que existe entre los gobernantes y los corrompidos oportunistas que ofrecen o tributan diezmos y a veces “veintiesmos”.

Y no solo en las empresas públicas. El sector privado se rige –en no pocos casos- por la célebre institución del “cebeye” que impera en medio de la dictadura del silencio.

No obstante estos nubarrones, hay otra Buenaventura de la cual nos ocuparíamos con igual fruición. Y es la de la esperanza y las bienaventuranzas, la que trabaja con responsabilidad social. La que lucha por desestigmatizar la isla de cascajal, que urge a gritos se le mire mejor de lo que se le ve.

Porque sí hay mucho bueno que contar. Tanto que si las partes interesadas se dieran a esa labor y sistemáticamente le contaran al país entero las cosas buenas que por allá suceden, otro gallo les cantaría. Buenaventura tiene que mostrar una faceta diferente de los que exprimen y satanizan al puerto y a quienes les gusta la leche pero no les gusta la vaca.

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