Más allá de los rankings universitarios

Dolly Montoya Castaño
20 de junio de 2020 - 00:00 a. m.

La calidad de las universidades es una preocupación de la sociedad en general y debe serlo de los tomadores de decisiones. Por ello los países establecen indicadores de calidad para las universidades. Además, corporaciones y asociaciones en distintas latitudes producen rankings internacionales que buscan, a partir de unos parámetros generales, comparar las universidades del mundo enlistando las que consideran que se ajustan mejor a los indicadores establecidos.

Recientemente se conoció el QS World University Ranking. Este ranking, que se publica desde 2011, mide seis indicadores: reputación académica, reputación con empleadores, citaciones por artículos académicos y científicos, relación de cuántos estudiantes hay por cada profesor, número de profesores internacionales y número de estudiantes internacionales. Este año fueron clasificadas en el ranking 1.002 de las 1.604 universidades del mundo que fueron evaluadas. Dos universidades colombianas fuimos clasificadas entre las diez mejores de América Latina.

A la luz de los indicadores que toma el ranking, es preciso advertir a los lectores que el indicador que relaciona la cantidad de estudiantes respecto al número de profesores tiene un particular impacto negativo en las universidades públicas de Latinoamérica. En general los recursos son insuficientes para ampliar las plantas profesorales al mismo ritmo que se intenta ampliar la cobertura para dar mayores posibilidades de acceso a nuestra población vulnerable. En el Massachusetts Institute of Technology, que ocupa el primer lugar del ranking, la relación es de 3,7 estudiantes por profesor, mientras que en la Universidad Nacional de Colombia la relación es de 18 estudiantes por profesor. Se considera un máximo de 12 estudiantes por docente como indicador de alta calidad.

Otra particularidad de las universidades públicas latinoamericanas es nuestra vocación de trascendencia. Nuestro propósito es contribuir a la formación ciudadana y a la gestión del conocimiento, a la par que impulsamos el desarrollo sostenible de nuestros países. Nuestra cotidianidad está orientada a cerrar las brechas de inequidad, construir condiciones de bienestar social y beneficio económico para nuestros países y promover el cuidado del medio ambiente. Así, es justo decir que nuestras comunidades universitarias desarrollan múltiples esfuerzos que se materializan en acciones que no caben en los pocos indicadores contemplados por los rankings.

La composición social de la comunidad estudiantil de la Universidad Nacional de Colombia es expresión de inclusión y de equidad. El 86% de nuestros 53.304 estudiantes proceden de los estratos socioeconómicos 1, 2 y 3. De ellos, 5.469 estudiantes pertenecen a poblaciones indígenas, afro, campesinas, víctimas del conflicto armado y jóvenes de territorios vulnerables. Nuestra institución es la universidad del país que, al comparar las pruebas de Estado de ingreso con las de egreso de la educación superior, logra un mayor crecimiento académico de sus estudiantes (MIDE, 2017), lo que implica enormes esfuerzos institucionales.

La investigación es esencial para asegurar la calidad de la formación. Para aportar a la sociedad el conocimiento que requiere para la solución de sus problemas, la Universidad Nacional de Colombia ha constituido un ecosistema para la generación de nuevo conocimiento con 942 grupos de investigación de todas las áreas que, como evidencia de sus esfuerzos, lograron durante 2019 la publicación de 2.230 artículos científicos en Scopus que se suman a la publicación de un poco más de un libro por día, 382 libros publicados en el último año.

Como parte de su responsabilidad con la sociedad, nuestra comunidad universitaria tiene un profundo compromiso con la reconstrucción del tejido social necesario para alcanzar la paz. Además de las más de 1.600 actividades de trabajo con las comunidades desarrolladas en el último año, nuestras nueve sedes se han convertido en enclaves de convergencia y desarrollo para las regiones y territorios del país. Convocamos diálogos con los actores del gobierno, de las empresas y de las comunidades para promover proyectos conjuntos que generan bienestar en las regiones. Esto se suma al apoyo que ofrecemos a instituciones y entidades del Estado mediante la Escuela Permanente de Pensamiento Universitario, un escenario en el que nuestros centros de pensamiento construyen permanentemente propuestas de política pública para la solución de los problemas de nuestro país.

Con todo, puedo decir que aun cuando la Universidad Nacional mantiene un altísimo desempeño en todos los rankings, no trabajamos para ellos. Nuestro propósito como universidades públicas, antes que la competencia, es impulsar y tejer redes de cooperación, de construcción y liderazgo colectivo, con plena consciencia de que la alta calidad, antes que un reconocimiento, es un compromiso ético de nuestras comunidades por la responsabilidad que tenemos con la sociedad. Así lo asumimos en la Universidad Nacional de Colombia, el proyecto cultural, científico y colectivo de la nación.

Nota. La Universidad Nacional de Colombia realizó la presentación de su Balance Social 2019, puede consultarse en el siguiente link: http://launalcuenta.unal.edu.co/balance-social/.

* Rectora, Universidad Nacional de Colombia.

@DollyMontoyaUN

 

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