Más que aliados: cómplices y socios

Mauricio Botero Caicedo
10 de marzo de 2019 - 05:00 a. m.

Hace un año, en enero del 2018, la prestigiosa institución InSight Crime había hecho la siguiente predicción: “En Venezuela, donde la última hoja del árbol de la democracia cayó, un régimen corrupto se atrinchera en el poder. A medida que los ingresos del petróleo se agotan, es posible que el gobierno se criminalice aún más para seguir en pie. La desintegración del Estado venezolano y su corrupción absoluta tienen implicaciones regionales de amplio alcance. El impacto más inmediato lo sienten vecinos, como Colombia, Brasil y los países caribeños (Trinidad y Tobago, Aruba y República Dominicana, principalmente entre ellos), pero sus efectos se extienden aún más lejos”.

En días pasados, InSight Crime —que acertó de lleno en sus predicciones— dejó entrever que el gobierno de Maduro, el Eln y las disidencias de las Farc, más que aliados, son cómplices y socios. “La guerrilla colombiana Eln ha utilizado el territorio venezolano desde hace algunas décadas, pero su presencia en el país se hizo más significativa desde el año 2000 con la llegada de Hugo Chávez a la Presidencia de Venezuela, en 1999. El ascenso de Chávez al poder y su idea de un modelo socialista para Venezuela fue la carta de entrada para el grupo. La plataforma política del ya desaparecido presidente compartía ideas con el Eln, grupo que es capaz de operar con casi total impunidad gracias a los cercanos lazos que tiene con las fuerzas de seguridad y los gobiernos locales en algunas zonas fronterizas venezolanas... la salida de las Farc del tablero de juego y el surgimiento de las disidencias —reductos del mismo grupo— le estarían entregando otro valioso aliado al Eln en terreno venezolano… el Eln usa a Venezuela como un escondite para sus líderes y también como un centro de operaciones para realizar actividades criminales que incluyen secuestro, extorsión, tráfico de drogas y contrabando de gasolina. La Comisión de Frontera de la Cuadrilla Domingo Laín está a cargo de las acciones transfronterizas, incluyendo el tráfico de drogas… el Eln ya tendría presencia en 12 de los 24 estados de Venezuela. Con grupos armados, emisoras clandestinas y hasta la distribución de las cajas de alimentos proporcionadas por el Estado conocidas como los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), esta guerrilla asegura su presencia en el territorio y se muestra como un actor real de poder”.

InSight Crime fue fundada por Jeremy McDermott y Steven Dudley en abril de 2010, con el respaldo de la Fundación Ideas para la Paz (FIP) en Bogotá y con el apoyo financiero de la Open Society Foundation, dirigida por George Soros. Por difícil que sea creerlo, a la ONG de izquierda Dejusticia y a InSight Crime los financia el mismo bolsillo: el de George Soros.

Si alguien en Colombia tiene absoluta claridad sobre los lazos criminales del gobierno de Maduro con el Eln, las disidencias de las Farc y el nacotráfico son el presidente Iván Duque y el ministro de Defensa, Guillermo Botero, quienes entienden perfectamente (lo que el anterior Gobierno no quiso aceptar, o se hizo el tontarrón) que mientras Maduro esté en el poder, la paz es una quimera. El presidente Duque y su equipo, que son conscientes de que bajo el régimen de este dictador la seguridad en Colombia vivirá en permanente amenaza, le han apostado con decisión y enorme coraje a la caída de Maduro y sus criminales aliados. Duque, conociendo la clase de maleante que es, nunca sería tan cínico de graduar a Maduro como su “nuevo mejor amigo”.

 

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