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Matar un árbol

Adriana Cooper
29 de octubre de 2020 - 03:00 a. m.

¿Qué es el tiempo? Para algunos es acumulación de sucesos, el espacio transcurrido entre decir buenos días y un beso antes del amanecer. Para otros es un concepto newtoniano o una medida relativa revelada por Einstein. También puede ser visto como una cuenta regresiva o una voz proveniente del latín tempus, temporis, empleada por primera vez en castellano en ese documento llamado Fuero de Avilés de 1155 y que se aplicó a todo aquello que hacía en un momento oportuno.

El tiempo en lugares como Antioquia también puede ser una sucesión molesta: todo aquello que avanza en el conteo de los años se considera obsoleto o digno de reemplazo. Puede aplicar para las personas, los edificios o la naturaleza; ninguno parece escapar a veces de una lógica donde la novedad, la comodidad, la riqueza material o el cemento se imponen. Un ejemplo de esto es lo ocurrido la semana anterior en el sector de Las Brujas en el municipio de Envigado, donde los constructores del Proyecto Oz —una torre de apartamentos—, con el aval de las autoridades locales y para avanzar en su edificación, talaron un árbol llamado Escobo que tenía más de 100 años. Su tala no lograron detenerla los vecinos. Tampoco las cartas y opiniones dadas por tres ingenieros forestales muy experimentados y respetados en esta región: León Morales, Jorge Mesa y Mauricio Jaramillo.

Este último envió una carta el pasado 24 de septiembre a Juan José Orozco, subsecretario de Medio Ambiente y Desarrollo Agropecuario del municipio de Envigado, en la que solicitó una protección especial para ese árbol por considerar que se trataba de un referente para los vecinos y un ejemplar valioso “por sus grandes atributos como altura, copa frondosa que le imprime al paisaje una apariencia única” y características que le permiten ser “refugio y lugar de protección de aves e insectos”.

Este ingeniero y las arquitectas Juana González y Adriana Zelaya propusieron soluciones para no afectar el suelo y evitar su muerte, pero no sirvió de nada. Su carta fue respondida por el funcionario Juan José quien en el comunicado defiende el Proyecto Oz y menciona que “cumplió con todos los requisitos de la ley y surtió todo el procedimiento hasta obtener la autorización de la tala de árboles aislados”.

Todo lo legal no es moral y la ignorancia es atrevida, son dos frases que vienen a la mente. Según lo escrito por este funcionario, el Escobo “interfiere directamente con el desarrollo del proyecto urbanístico Oz” y no fue considerado vulnerable ni parte del patrimonio.

Las frases contenidas en esta carta también revelan algunos elementos de la mentalidad local y permiten entender mejor porqué se derribó un árbol ancestral o fue talada en el 2018 la terminalia (árbol que emite un olor fuerte para atraer a los insectos) de la avenida Nutibara después de ser atacada en su tronco con un cuchillo, como cuenta Ignacio Piedrahíta en su libro El velo que cubre la piedra.

Cortar un árbol que supera los 100 años es desconocer el valor de los seres que avanzan en el tiempo y también una falta de creatividad, porque en lugar de buscar soluciones que permitan la existencia de lo nuevo junto a lo mayor, se corta el problema de raíz: literalmente.

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Sergio(3490)29 de octubre de 2020 - 02:17 p. m.
Aquí se evidencia la mediocridad de los funcionarios en su falta de imaginación y sobre todo, la pobreza mental de quienes se aferran a la letra por encima de las circunstancias estéticas, sociales, históricas, políticas, en fin, de aquello que convocaba más al ser humano con su empatía por la vida y su belleza en forma de árbol. Se evidencia la falta de lecturas por un Bachelard o un Withman.
  • Francisco(82596)29 de octubre de 2020 - 04:48 p. m.
    De acuerdo, Sergio. Además, no se trata únicamente de la belleza del paisaje, que también, sino de la preservación de la vida. Hace rato que hemos roto el equilibrio en los ecosistemas y si no protegemos los bosques, los ríos y las selvas, seguiremos caminando apresuradamente hacia la autodestrucción.
  • Sergio(3490)29 de octubre de 2020 - 02:22 p. m.
    Y en lo político, se evidencia la codicia de muchos funcionarios adscritos a ciertos proyectos de ciertos grupos políticos, de arrasamiento de la naturaleza a cambio de los bolsillos de unos (muchos) codiciosos y miserables (patrocinadores) que han promovido minerías, fracking y talas por encima de la belleza del paisaje como patrimonio.
Francisco(82596)29 de octubre de 2020 - 02:12 p. m.
Hola, amigos. Lo más triste es que, respaldados por la ley, se han cometido y se siguen cometiendo las atrocidades más bárbaras contra los árboles en todo el país. He vivido historias tristes a este respecto. Es inconcebible que a estas alturas, el cuidado del medio ambiente no sea capaz de cambiar la mente y la voluntad de personas con poder. Lamentablemente, seguiremos sufriendo estos horrores.
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