Menos ego gubernamental y más sentido común estatal

Felipe Jánica
26 de marzo de 2018 - 02:00 a. m.

Se dice que si nos movemos avanzamos. Y, si avanzamos más rápido que el común denominador, entonces tendremos progreso. De la misma manera podríamos inferir que moverse no es lo mismo que progresar. Así las cosas, es mejor acelerar el paso para poder progresar. En lo económico y en lo social, es necesario que tengamos claro para dónde vamos y con ello podremos definir el nivel de aceleración que necesitamos o que queremos.

A propósito de los cambios que necesitamos hacer de cara a un crecimiento económico sostenible en el largo plazo, lo primero que debemos preguntarnos es si tenemos una planeación estratégica. Este es un asunto no menor y debería estar soportado, por reformas estructurales de los estados. La pregunta es si tenemos o no este tipo de reformas en nuestros estados latinoamericanos. En el caso colombiano, por ejemplo, hay mucho camino por recorrer. Si bien se ha avanzado en políticas de largo plazo como la regla fiscal, aún estamos en mora de proponer y ejecutar reformas estructurales – vigiladas por instituciones de Estado que aseguren que los cambios que se realicen sean para garantizar el logro de objetivos de corto, mediano y largo plazo – de cara a un crecimiento sostenible.

En columnas pasadas, había comentado de lo nefasto que podría ser para la economía, la dependencia de bienes primarios (commodities); sin embargo, para poder cambiar esta dependencia es necesario que se propongan, planteen y ejecuten propuestas de largo plazo (reformas) en las que se incentive la producción industrial (bienes secundarios), no solo para el consumo en la arena local sino global. También es necesario que se propulse la creación de nuevos negocios a través del incentivo al emprendimiento sostenible, es decir aquél que no sea convencional sino que se base en su gran mayoría en ciencia y tecnología y en la prestación de servicios de clase mundial. Con esto último se incentiva el crecimiento de los bienes terciarios (servicios). Para lograr esta anhelada reforma, es necesario que se tecnifique la producción de commodities y además se desarrolle la industria y se fortaleza y propulse el emprendimiento diferenciado y sostenible. Para ello es necesario que se piense en un pilar fundamental en esa reforma estructural: una reforma al sistema de educación.

La reforma al sistema de educación en Colombia debe estar ligado a esa gran reforma del Estado. Es decir debe dar respuesta a las necesidades de diversificación sostenible de nuestra economía. Es que detrás de cualquier organización están las personas y si es así, el principio de la ejecución de cualquier estrategia inicia con la preparación de las personas que ejecutan el cambio. Así las cosas, es necesario dotar de las habilidades y certificaciones necesarias de cara a la construcción de un profesional de clase mundial. Es que el futuro de cualquier iniciativa bien pensada inicia con la preparación de las personas encargadas de su ejecución. Es por esto que cualquier iniciativa o propuesta debe tener un fundamento lógico y de Estado, en lugar de uno pensados en cuatrienios es decir menos ego gubernamental y más sentido común estatal.

Esto mismo ocurro en caso de las empresas: en mi calidad de consultor profesional en Latinoamérica, noto con relativa frecuencia que existe mucho foco en el retorno de inversión, lo cual es bueno, pero poco en iniciativas de largo plazo y en su sostenibilidad. En la mayoría de los casos los ejecutivos financieros están enfocando sus esfuerzos en el capital de trabajo (en el corto plazo), con esto se puedo inferir que hay mucho espacio para mejorar en materia de pensamiento estratégico dentro de las organizaciones y para empezar a pensarlo y concretarlo la mejor opción seguirá siendo el de rodearse de profesionales bien capacitados. La pregunta es si son las empresas las que deben motivar estas capacitaciones y/o si existen programas en las universidades que den respuestas a estas necesidades. Definitivamente, es necesario que exista una transformación de la educación en Latinoamérica y que ésta se motive en las estrategias de Estado de nuestros países. Es por eso que necesitamos más líderes con pensamiento de largo plazo que unos jefes de gobierno que piensan solo en su período de gobierno.

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