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Mi respeto y admiración por Jineth Bedoya

Óscar Sevillano
19 de marzo de 2021 - 03:00 a. m.

El día que conocí a la periodista Jineth Bedoya y supe de la tragedia con la que ha tenido que vivir, con lágrimas en los ojos no pude sino preguntarme cómo en Colombia ocurren estos hechos y judicialmente no sucede nada, a pesar de que pasa el tiempo y las pruebas lo demuestran.

Desde ese día se despertó un sentido de admiración hacia Jineth por la fortaleza con la que ha enfrentado los hechos que la convirtieron en víctima de la violencia y por el valor con el que ha buscado la verdad de esta tragedia que le cambió su vida.

Entendí, además, la razón por la que decidió no exiliarse en otro país y en cambio continuar con su labor como periodista, con la novedad de que a partir de ese momento se dedicó a recorrer las zonas en que el conflicto armado colombiano se vive con mayor intensidad, buscando las voces de mujeres que al igual que ella han sufrido en carne propia las consecuencias de la guerra y que no contaban con una especie de “micrófono” para hablarle al país.

Sé que la decisión que no fue fácil, según la narración que hizo en medio de nuestra conversación cuando hablamos por primer vez: “En este hecho existía todo un engranaje del paramilitarismo respaldado por la Fuerza Pública, empresarios y políticos, que tenían la clara intención de silenciar a los periodistas que trabajaban en noticias relacionadas con ellos”, lo que de inmediato desató una serie de amenazas en su contra y se vio en la necesidad de pedir protección al Estado.

“Estoy viva de puro milagro. La orden era que me mataran y mi cuerpo lo desaparecieran. No entiendo la razón y el momento de lo que pudo ocurrir que permitió que el hecho no terminara de perpetrarse. A veces pienso en que he debido quedar muerta, cargar con este peso es muy difícil porque las heridas y cicatrices quedan para toda la vida. Sin embargo, es doblemente difícil cuando la sociedad no cree en tu verdad y debes dar la lucha no solo por ti, sino también por otros que han sufrido el mismo drama. La providencia de la fiscal contiene esa tesis de que a través mío querían enviar un mensaje a los periodistas que estábamos investigando las relaciones del paramilitarismo con el Estado”, comentó Jineth esa tarde del viernes 23 de septiembre de 2012, en un diálogo que sostuvimos ese día durante una entrevista que ella dio al entonces director de la Corporación Nuevo Arco Iris, León Valencia.

Debo confesar, además, que ese día quedé de una sola pieza cuando en esa entrevista narró lo siguiente: “Ocho días después del secuestro, Carlos Castaño hace una llamada a mi apartamento gracias a que el número de teléfono es suministrado por una colega y por teléfono lee mi declaración en la Fiscalía”. Más adelante dijo: “Esto sucede en el año 2000, bajo la Fiscalía de Alfonso Gómez Méndez, quien al enterarse de lo ocurrido ordena el cambio de fiscal. El caso estaba en manos de una Fiscalía Delegada ante el Gaula de la Policía. Esto me da para concluir que Castaño ordenó la investigación judicial de mi secuestro, él era como una especie de fiscal adjunto. Y Gaitán Mahecha, cuatro meses después, me enseña la investigación cuando fui a confrontarlo en la cárcel La Modelo junto a alias Popeye. En esta carpeta se encontraban los informes de la Policía, inteligencia militar, etc. Cuando esto sucede yo me quedé sin palabras y él me confiesa que el jefe ordenó abrir esa investigación, el jefe era Carlos Castaño, hecho que confirmó mis sospechas”.

Desde ese momento se despertó en mí un profundo respeto y admiración hacia Jineth Bedoya por la valentía con la que asume su tragedia y su decisión de continuar con el oficio de periodista a pesar del riesgo que esto significó para su vida y la de sus seres queridos. Ese día me quedó el interrogante por el número de mujeres en Colombia que han sufrido la misma tragedia y que, por vivir en los territorios donde el conflicto armado se vive con gran intensidad, deben callar.

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Alberto(3788)20 de marzo de 2021 - 01:49 a. m.
Merecidísimo y buen reconocimiento de alguien que desborda los calificativos de valiente, honesta y todos los que pudieran definirla. Gracias, Oscar Sevillano.
Jose(28845)19 de marzo de 2021 - 06:21 p. m.
Qué tal, que la tragedia que ha soportado Jinet Bedoya, la estuviera viviendo la mamá de José Herley, el mozo de Atenas, o el amante de Hernán. Pensarían lo mismo?
UJUD(9371)19 de marzo de 2021 - 04:00 p. m.
A Jineth y a las madres de Soacha les dan el mismo e inicuo tratamiento de parte de los paracos en el gobierno actual.
Hernan(7821)19 de marzo de 2021 - 03:41 p. m.
Vean pues, como siempre "apenitas" el que dice que aveces hay que hacerse el pendejo, cuando todos sabemos que es un soberano pendejo, dando cátedra en su rebuscado lenguaje greco quimbaya. Hágame el favor !
Adrianus(87145)19 de marzo de 2021 - 11:56 p. m.
Tiene usted razón señor Sevillano, una señora con muchas agallas. Confrontar a todas las instancias del poder (abierto y subterráneo) en esta tierra de hienas, es de admirar.
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