Miope visionario

Alberto López de Mesa
20 de febrero de 2019 - 03:17 p. m.

El novelista Héctor Abad Faciolince en su columna del 17 de febrero “El exilio interior”, con los silogismos socarrones que usa cada vez que expone, sin comprometerse, sus simpatías ideológicas (aruña y esconde las uñas), reacciona en defensa de Hidroituango. Presenta como visionario al ingeniero risaraldense José Tejada porque desde el siglo pasado distinguió el potencial hidroeléctrico del cañón del Cauca. Nada tiene visionario, si lo obvio es que cualquier estudiante de ingeniería asuma que todo cañón en el cause de un río está de papaya para construir una represa.

A tiempo los santandereanos diligencian ante la UNESCO declarar patrimonio de la humanidad al cañón del Chicamocha, antes que algún visionario paisa vea su potencial hidroeléctrico.

Don José Tejada no supuso el devenir ecológico de la humanidad y Héctor Abad, enterado de las decisiones sobre la producción de energías tomadas por países desarrollados luego de las cumbres sobre el cambio climático en Río de Janeiro, Kioto y París, se indigna

por las denuncias y críticas a la omisión de responsabilidades de los constructores de la mega obra con las poblaciones afectadas, reacciona igual que los medellinenses de familias acomodadas para quienes cualquier comentario adverso a la gestión de EPM o del Sindicato Antioqueño les ofende peor que un madrazo, son los mismos que con provincial regionalismo y ufanía intransigente declaran que Medellín en lo que va del siglo ha tenido los mejores alcaldes del país, haciéndose los miopes ante las miserias en las periferias, los índices de violencia cada vez más altos, la pésima calidad del aire por la polución incontrolada.

El columnista ironiza del que propone “paneles solares en los Llanos y molinos de viento en la Guajira”(pedrada solapada contra Petro). En cambio exalta el tesón paisa de los que concibieron y construyeron la represa, pues para él no hubo mezquindad ni mala fe en el perjuicio que causó la obra en el ecosistema del bajo Cauca y en la economía de las poblaciones ribereñas. Tampoco ve intereses de lucro en la hidroeléctrica que aspira a posicionarse como la principal generadora y exportadora de electricidad a Panamá, Centroamérica y el Caribe. El escritor se hace el miope ante la omisión dolosa de la tragedia ambiental y social en consecuencia por la obstrucción del fluir del segundo río mas grande del país durante la construcción del super dique.

Tanta quejadera y tanta protesta enerva al sensible novelista y se tapa los oídos, quisiera una “toga de asbesto”, termina optando por 'el exilio interior”.

Yo no seré visionario, pero me atrevo a predecir que muy pronto veremos a este novelista paisa emulando al Nobel Vargas Llosa, en su vergonzante camaradería y condescendencia con los representantes de la ultraderecha. Este otro también, desde la vanagloria de su exquisita prosa será furibundo contrincante de las ideas y/o políticas contrarias a las libertades que propone el capitalismo, otro escritor inconsecuente con el humanismo que crea para los personajes de sus obras.

Deseo, de todo corazón y todo pensamiento, que se superen las dificultades de la obra Hidroituango y el río vuelva a fluir hasta su desembocadura. No por EPM ni por el orgullo paisa, sino por la gente, por la fauna y la flora lesionadas. El daño ya está hecho y en adelante, todo será distinto en el tramo de la cuenca baja del río Cauca, pero que vuelva el caudal, que vuelva el agua y la vida.

No hace falta ser visionario para adivinar que quienes se favorecerán del desarrollo que generará el embalse y la hidroeléctrica funcionando, no serán los oriundos y nativos de la zona a los que ni siquiera indemnizarán por las desgracias que les ha tocado padecer.

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar