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Miopía política: Petro, las Farc y la constituyente

Columna del lector
28 de abril de 2014 - 03:00 a. m.

Para pocos es un secreto que la Constitución del 91 tiene enemigos desde que nació, ellos no descansarán hasta hacer una carta política a su medida, una constitución acorde a los valores medievales que defienden, autoritaria, católica y represiva.

Me refiero a gente como el procurador Ordóñez, Álvaro Uribe Vélez, Fernando Londoño, Roberto Gerlein, etc.

La Constitución del 91 es una de las cartas políticas que consagran más derechos en el mundo. No digo que sea perfecta, tiene muchos errores, por ejemplo, la gran contradicción de hacer convivir por la fuerza el neoliberalismo y el estado social de derecho, dos formas de Estado totalmente opuestas. Pero bueno, mi intención no es alabar ni atacar la Constitución del 91, entremos en materia.

Recientemente hemos visto que desde algunos sectores se pide una nueva Asamblea Nacional Constituyente. No han pasado tres meses desde que las Farc dijeron que para refrendar los acuerdos de La Habana se debe convocar una Constituyente y no más de un mes desde que Petro coincidió con las Farc, aunque por motivaciones distintas. Estas declaraciones me causaron terror, no porque no crea que se debe mejorar la Constitución, sino porque esas peticiones surgen de la miopía política que padecen estos dos actores.

Las Farc, por su parte, creen que cuentan con un respaldo desbordante de la población colombiana, aún viven en la Colombia de los años 50 y se encuentran en una profunda desconexión con la realidad del país, no se han dado cuenta de que la estela de muerte y destrucción que han dejado por donde pisan ha causado que el pueblo colombiano, casi por unanimidad, los repudie.

Por otro lado tenemos a Petro, quien sale a la Plaza de Bolívar y el verla llena le causa una falsa percepción de la realidad, cree que los 50 mil que lo acompañan son el país entero. Desde el balcón del Palacio Liévano, Petro cree que el país entero está con él, algo desafortunado porque muestra que su análisis de la situación actual del país es demasiado superficial.

Estos dos actores políticos creen que nos encontramos en un momento como los 90, donde el M-19 fue la segunda fuerza en la Constituyente del 91, ocupando 19 de las 70 sillas disponibles. No han entendido que no acaba de morir Carlos Pizarro, ni Jaime Pardo Leal, ni Bernardo Jaramillo Ossa; que los estudiantes no están impulsando la “séptima papeleta”; no se han enterado de que el Senado, casi en pleno, está ocupado por la Unidad Nacional; no se han dado cuenta de que el santismo y el uribismo aún son una mayoría aplastante en el país.

Una constituyente en este momento sería lo peor que le podría pasar al país, probablemente la izquierda no ocuparía más de 10 sillas y la manguala de la Unidad Nacional y el uribismo ocuparían las restantes, sería el peor escenario posible para la izquierda. Seguramente la nueva constitución acabaría con el estado social de derecho y permitiría actuar al neoliberalismo en pleno, acabaría con la tutela, disminuiría, aún más, las garantías para la izquierda, se disminuiría la lista de derechos consagrados en la Constitución y haría de Colombia un país más ajustado a los lineamientos enviados desde la Casa Blanca.

Me imagino a Uribe, Ordóñez, Fernando Londoño y demás secuaces riéndose mientras los susodichos piden una constituyente. Ordóñez debe estar imaginándose haciendo una colecta de constituciones del 91 y quemándolas en la Plaza de Bolívar, a Uribe se le han de aguar los ojos al ver una esperanza para que su ambición de poder con un tercer mandato pueda ser una realidad, Fernando Londoño debe estar feliz porque por fin podrá hacerle frente a ese “enemigo del progreso” que es la tutela.

La democracia de balcón de Petro y la desconexión política de las Farc son las causantes de que surjan este tipo de proposiciones. En definitiva, hay que pasarles unas gafas políticas a las Farc y a Petro para que vean la realidad del país y no hagan este tipo de propuestas, que tendrán efectos completamente contrarios a los que esperan.

 

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