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Mondragón

Iván Mejía Álvarez
05 de octubre de 2010 - 01:25 a. m.

La convocatoria de Farid Mondragón parece que ha creado cierta roncha y levantado ampollas.

Allí no hay término medio. Se está de acuerdo o no se considera válido el recurso del técnico Gómez. Pero, lo único que se lee o escucha sobre el llamado de Farid es que está muy viejo. Nada más. Nadie arriesga a decir que no merece una convocatoria desde el punto de vista técnico y esa es la única razón por la cual debería juzgársele.

A ver, un repaso de los factores de análisis sería el siguiente. Es titular del Colonia de Alemania, juega domingo a domingo en una liga importante, en un equipo de mitad de tabla, permanentemente obtiene magníficas calificaciones sobre su trabajo y cuando muestran sus ejecutorias en los partidos que transmiten por televisión se le advierte con la infranqueable seguridad del portero que sabe a la perfección el decálogo del puesto. Mondragón es un señor portero, con un recorrido internacional excelente, con mando y personalidad, activo y recontravigente.

Algunos piensan que el llamado de Mondragón “avejenta” el promedio y en eso pueden tener razón. La cuota de experiencia de Yepes, Iván Ramiro y Restrepo  es innegable y el técnico tendrá que pensar un poco más en no dejar que el equipo se le vuelva demasiado añejo. Claro, siempre en un colectivo serán necesarios los jugadores maduros que aporten su experiencia, que transmitan sus vivencias y ayuden a los jóvenes. Pero, no es válido pasarse de revoluciones y permitir que el equipo se convierta en un refugio de jugadores cargados de años.

En el  caso de Mondragón, su llamado es importante y justo. Si el técnico quiere equilibrar la juventud de algunos con la madurez de otros, es mejor convocar a los que juegan, a los activos y no a los veteranos que son suplentes, caso Yepes y Córdoba. Y es que en este punto es contradictorio el mensaje del técnico A unos jóvenes con méritos para ser convocados, buenos jugadores, interesantes desde todo punto de vista, como Guarín y Aguilar, los tiene en el ostracismo porque no juegan. Pero a unos veteranos que tampoco juegan sí los llama. Eso no se entiende y el discurso no es válido, por contradictorio y equivocado.

Bienvenido el Mondragón arquero. Ojalá el Mondragón sobrador, promotor de vetos periodísticos, el que les hace mala cara a los reporteros que no son genuflexos y no le rinden pleitesía, el Mondragón empresario de jugadores, que se cree el non plus ultra y dicta cátedra de fútbol, se quede en Alemania.

 

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