Mucha paciencia

ESTE FUE EL AÑO MÁS LARGO DE LA historia reciente. Tuvo  un día más por ser bisiesto,  hubo que sumarle un segundo para  sincronizar los relojes atómicos con el tiempo astronómico y, como si fuera poco, el vértigo de los acontecimientos de hace un año, con las fallidas y las efectivas liberaciones de secuestrados, hizo que el 2007 siguiera en secuencia, como dicen en televisión, con el 2008 sin pausa y sin vacaciones.

El ritmo noticioso de estos últimos 24 meses fue tan agobiante que hasta la anunciada liberación de seis secuestrados por la guerrilla fue “agendada”  para enero. También pesó el estado anímico general. De la euforia del primer semestre el país pasó a la perplejidad y al desencanto. Estamos cerca del nivel de 1999. Casi una década despilfarrada.

Por eso el año termina con un racimo de palabras que los medios usaron primero como advertencia y ahora como una dura realidad: desconfianza, recesión, desaceleración, alzas y desplome. Son expresiones del pesimismo e incertidumbre reinantes.

No es para menos. Los indicadores sociales y económicos dejaron claro que, si parafraseamos al filósofo estadounidense Marshall Berman, todo lo sólido se desvanece en el aire. Naufragaron o comenzaron a hacer agua los “Titanic” del mundo contemporáneo: el modelo neoliberal, Wall Street, el sistema financiero, la economía china, la imagen del presidente Uribe, los precios del petróleo, las encuestas, el imperio chavista, el unanimismo, la industria automotriz, y para colmo, el año se despide con guerras entre naciones como en oriente medio, o entre facciones como en nuestro país donde se multiplicaron los “actores” del conflicto.

Y eso que se suponía estábamos en el año de la rata, según el horóscopo chino, pleno de prosperidad, abundancia y éxitos. ¡Qué cabe esperar ahora que comienza el año del buey que representa la fase más dura, de mayor escasez y, para el que lo tenga, mucho trabajo!

Por eso, y más allá de los agüeros, los propósitos del país deben ser austeridad, paciencia y constancia. 

Resta desearles a todos los amables lectores, un feliz 2009 y que Dios nos acompañe.

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