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Muy mal de amistades

Mauricio Botero Caicedo
25 de abril de 2010 - 04:00 a. m.

SIENDO LA PEDERASTIA UN CRIMEN repugnante, uno no se explica cómo monseñor Darío Castrillón haya defendido a un encubridor de un cura pederasta.

Dice el Diccionario de la Lengua que la perfidia es la deslealtad, traición o quebrantamiento de la fe debida. Para el diccionario de María Moliner: “pérfido se aplica al que engaña a los que confían en él… y el que falta a la fidelidad debida…”. Un encubridor de pederastas, indistintamente de su jerarquía dentro de la Iglesia, viola la confianza depositada en él. Desde cualquier ángulo que se le mire, el obispo que defendió Castrillón violó la confianza que la sociedad (especialmente los católicos) había depositado en él, ya que el encubrimiento de un perverso es una perfidia que merece el repudio universal. Por eso entiende uno el afán del Vaticano de dejar solo al cardenal, afirmando públicamente que “la misiva (de Castrillón) no representa la línea de la Santa Sede”; y que le nieguen en EE.UU. su participación en una misa.

Monseñor Castrillón es el mismo que hace poco le manifestó a Patricia Janiot de CNN: “Como prefecto del clérigo tuve reuniones con científicos que aseguraron que no existe el pedofílico, sino personas que cometen actos de pedofilia”. La argumentación del prelado es tan capciosa y fraudulenta como la de aquel ex funcionario del Polo que afirmaba que si bien las Farc cometían actos terroristas, no eran terroristas. Malabarismos idiomáticos, monseñor Castrillón, que pretenden disfrazar crímenes como la pederastia, terminan es haciéndole un daño irreparable a la Iglesia.

No cansado en defender a obispos encubridores y utilizar sofismas artificiosos sobre la pedofilia, el cardenal en reciente entrevista con María Isabel Rueda (El Tiempo, abril 5/10) afirma que la cúpula de las Farc son sus ‘amigos’ y que es una “generalización peligrosa, odiosa y dañina” el tildar a las Farc de narcoterroristas. ¿Tendrá algún ser caritativo la bondad de explicarle a este prelado que si un grupo armado practica de manera sistemática y habitual actos terroristas, es un grupo terrorista, punto? ¿Igualmente puede alguien ilustrar al cardenal que las Farc se han convertido en el principal cartel de la droga del país es porque trafican narcóticos y no tulipanes? Entonces llamar narcoterroristas a estos delincuentes, monseñor, no es ni una calumnia, ni una simpleza: es llamar al vino, vino; y al pan, pan. Sorprende igualmente que el Cardenal tilde a estos criminales de ‘amigos’. La verdad es que entre encubridores y narcoterroristas el cardenal está muy mal de amistades.

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Apostilla 1: ¿Alguien le va a poner cortapisa algún día a la vagabundería de empleados oficiales del Valle del Cauca visitando La Picota? No tiene presentación alguna que 34 funcionarios públicos hayan hecho más de 178 besamanos al reo Juan Carlos Martínez. ¿Los pasajes se estarán pagando por cuenta del erario y las visitas ocurren en horas laborales? Señor Procurador: ¡Póngase las pilas!

Apostilla 2: ¿Desde cuándo el Inpec tiene que pedir permiso para sacarle las huellas a un preso? Discerniendo la manifiesta pusilanimidad de nuestras autoridades carcelarias, uno entiende la facilidad con que se suplantan a diario prisioneros y terroristas de alta peligrosidad por otras personas a cambio de dinero. Lo del Inpec, más que una escándalo, es una amenaza para la sociedad.

Apostilla 3: A todo color y a 4 columnas, en la primera página de El Espectador del martes pasado aparece Piedad Córdoba en primera fila, en compañía de Evo, Ortega y Raúl Castro, observando un desfile militar en Caracas en el que Chávez volvió a lanzar todo tipo de improperios contra Colombia. ¿Alberga alguien la menor duda en qué bando se va a colocar Teodora en un eventual conflicto armado?

 

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