No es culpa de la Dimayor

Antonio Casale
10 de junio de 2019 - 03:01 a. m.

No recuerdo un campeonato más desordenado que el que está a punto de terminar. En la Dimayor hay gente altamente capacitada para hacer las cosas bien y lo han demostrado en múltiples oportunidades, pero ejecutar lo que deciden los dueños de los equipos en las asambleas es imposible. La raíz del problema está ahí, no en los escritorios de la Dimayor.

No estuvo bien aprobarle al Pasto jugar en Ipiales esta liga. No cuentan con el aforo requerido, mínimo 10.000 espectadores, tampoco con iluminación artificial, no cuentan con la logística requerida para producir una final en tv . Todo eso se entiende, la seguridad y el cumplimiento con los patrocinadores y la televisión, que son los que ponen el dinero, son primero,  pero desde lo deportivo  hay algo peor que haberlos dejado jugar ahí mientras reparan su escenario natural, el estadio La Libertad, y es no dejarles jugar la final en la cancha en la que se ganaron el derecho a estar en  el partido definitivo. No tienen porqué existir condiciones diferentes para disputar finales que para jugar otros compromisos. Todos los juegos corresponden al mismo torneo. Pero así aprobaron las reglas.

Recuerdo que  Jaguares de Córdoba  jugó durante dos años en su estadio, que no tenía luz artificial, bajo inclemente sol de Montería. Esto supone una gran ventaja competitiva. Después se supo qué hay una curiosa regla que les permite a los recién ascendidos disponer hasta de dos años para adecuar su sede a las mismas condiciones que ofrecen los demás. Dos años es el tiempo que necesita un equipo que acaba de llegar a la A para, después de hacer cuatro campañas más o menos descentes, asegurar su permanencia en la máxima categoría del fútbol colombiano. Desde luego, después de ese caso, los demás recorren el mismo camino. Unión Magdalena juega en su flamante estadio Sierra Nevada, nuevo y todo pero sin iluminación. Seguramente la luz llegará en 2021, cuando el ciclón haya sacado ventaja de sus condiciones climáticas para ayudarse a quedarse en la A. 

Es así como se va modificando el reglamento poco a poco en pro de los equipos chicos, que son los que suman más votos a la hora de tomar decisiones  y se arman torneos pensando en facilitar un golpe de suerte que los meta en la pelea por un cupo a torneos intermacionales y ganarse unos pesos. Por eso es que se aprueban los cuadrangulares, para jugar más partidos y reducir ventajas con los mejores del semestre, sin pensar en que los pocos equipos que invirtieron dinero en verdaderos refuerzos, no los puedan utilizar en las horas definitivas porque esos hombres tenían que irse a la Copa América. Después nos preguntamos porqué nos va tan mal en los torneos internacionales. 

La buena noticia es que con la entrada del canal Premium y la modalidad de pague por ver, que funciona prácticamente en todo el continente, los equipos tienen la obligación de enamorar a los hinchas para seducirlos y convencerlos de hacer la inversión de los treintamil pesos mensuales que costará el acceso a ver todos los partidos. Ojalá se tomen en serio esta oportunidad de cambiar su visión del negocio. Para entrar en la élite hay que  dejar de pensar en pequeño y convencer a los aficionados de que su producto es bueno. Por ahora hay que ponerle el ojo a las asambleas, que es donde se define el menú.

 

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